Transporte público en caída

Cada día somos menos los/as madrileños/as que usamos el transporte público. En 2008, según los datos del Instituto Nacional de Estadística, el número de viajeros que utilizó el transporte público para sus desplazamientos en la región de Madrid bajó cerca de ocho millones de personas, un 7,7 por ciento menos que el año anterior. Por tipo de transporte, el número de usuarios de autobús urbano descendió un 10,5 por ciento, mientras que el del Metro lo hizo en un 5,7 por ciento.

Esta mala tendencia lejos de corregirse, parece haberse extendido a otras ciudades de España; aunque continúa siendo Madrid quien se lleva la palma. Por número y por tendencia -no es ni el primer año ni, mucho me temo, el último que suframos malos datos-, Madrid lidera la caída en el número de usuarios en transporte público, y ello tiene que ver con el naufragio de nuestros gobernantes municipales y autonómicos en la política de movilidad.

Las razones del descalabro son variadas. Sin duda, la bajada del precio de la gasolina y la reducción del empleo justifican en parte la bajada, pero en mi opinión, no en su totalidad. Desde hace años, los usuarios del Metro vienen sufriendo problemas de aglomeración, mala conservación de los vagones y retrasos en el horario. Problemas que lejos de corregir, nuestros gobernantes ni siquiera reconocen. Se nota que usan poco el Metro. Por lo que respecta al transporte público en superficie, el número de usuarios no ha dejado de caer en la última década. Los atascos, la falta de plataformas reservadas al autobús en buena parte de nuestras calles, la inadecuación y desfase de las líneas de autobús a las demandas de sus usuarios, justifican en gran medida el fracaso del gobierno municipal por incentivar y hacer atractivo este tipo de transporte.

Sin duda, la subida del precio del transporte público aprobado por el gobierno autonómico y municipal en el seno del Consorcio Regional de Transportes -aumento que cuenta con la oposición del Partido Socialista, asociaciones de usuarios y sindicatos-, contribuirá a que esos malos datos sobre el uso del transporte público se mantengan en el tiempo.

La bajada en el número de usuarios del transporte público nos sitúa ante un escenario preocupante. La perdida de calidad de vida que supone sufrir una ciudad tomada por el vehículo privado, el impacto sobre el cambio climático, el ruido y la contaminación atmosférica, etc., suponen no sólo riesgos sino  realidades que los gobiernos autonómico y municipal tienen la obligación de corregir con inteligencia. Aprendamos de otras ciudades que han apostado por la peatonalización de calles, haciendo de la persona y no del coche, el centro de la ciudad. Creemos una verdadera red urbana de carriles bici que incorpore a la bicicleta como medio de transporte común en el paisaje de nuestras calles. Modernicemos la red de autobuses, dando una oportunidad al transporte público en superficie como medio de transporte cómodo, fiable y con inmensas potencialidades para, entre otras cosas, conocer la belleza de nuestra ciudad. ¿Qué nos lo impide?

Pedro Sánchez.
Concejal del grupo municipal socialista en el Ayuntamiento de Madrid.