En concreto,
Cayo Lara ha alertado contra los excesos que supondrían priorizar los intereses de las multinacionales y del sector financiero bajo los principios de una “
economía de mercado abierta con libre competencia”, la libre circulación de capitales sin control, la liberalización y la privatización de los servicios públicos.
“Estas prioridades”, ha dicho Cayo Lara,
“han conseguido deteriorar aún más las condiciones de la mayoría de la población europea, con largas jornadas laborales, salarios insuficientes, desempleo creciente y de larga duración, trabajo temporal e interinidades no retribuidas para jóvenes y mujeres. En todos los países europeos se privatizan los servicios públicos para obtener beneficios. Estamos ante una política destinada a incrementar los beneficios empresariales. Es lo que se ha dado en llamar ‘la Europa de los mercaderes’, a costa del sacrificio de la mayoría de la población”.
En su conferencia en el Club Siglo XXI, bajo el título “
La Europa social. Un reto de la izquierda”, Cayo Lara ha explicado su visión sobre el cambio radical generado a nivel mundial a partir de la aplicación de las férreas políticas neoliberales puestas en marcha por
Ronald Reagan y
Margaret Thatcher en los ochenta, la transparencia y modernidad impulsada por
Gorbachov y la caída del Muro de Berlín en 1989. Desde ese momento, según él, la política social europea empezó a perseguir el establecimiento de prescripciones mínimas, de claros recortes en las conquistas sociales que han derivado en una competición entre modelos nacionales donde se imponen las tesis ultraliberales anglosajonas.
En contra del libre mercado consagrado en Maastricht
Según la visión de IU, esas tesis ultraliberales –que aún defiende hoy en día, entre otros, el presidente de la FAES, José María Aznar- se han convertido en el pensamiento hegemónico dominante e influyó en gran medida en el desarrollo de la arquitectura de la antigua Unión Europea de los 15. “El cambio provocado por el Tratado de Maastricht supuso un giro en orientación histórica de la Europa social en beneficio, exclusivamente, del libre mercado”, y, así, los ciudadanos europeos están perdiendo derechos adquiridos con gran esfuerzo.
En esa misma dirección está inmerso el proceso de Bolonia, según Cayo Lara, con el que se pretende que los estudios universitarios ya no tengan como finalidad
“potenciar el conocimiento humanista y científico de las personas y, por lo tanto, el enriquecimiento material e intelectual de la sociedad, sino una formación específica al servicio del sistema productivo capitalista, así como de las empresas que patrocinen los master”.
Cayo Lara, en nombre de IU, ha reafirmado, por tanto, su “No” al nuevo Tratado de Lisboa y apuesta por la redacción de un nuevo Tratado que emane de una Asamblea Constituyente, elegida por sufragio universal directo de todos los ciudadanos europeos. “
La participación democrática y los parlamentos deben fortalecerse estableciendo normas sobre iniciativas populares, ampliando la co-decisión, las relaciones entre los parlamentos nacionales y el parlamento europeo y con el debate de los ciudadanos de la Unión sobre la alternativa al Tratado de Lisboa para construir una Europa entre todos”, dijo Lara.
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En esa nueva Europa –afectada por la crisis económica y financiera internacional “
que no la han generado los trabajadores ni sus salarios”- el sector público debe jugar un papel esencial como motor de la recuperación económica.
“El sector público, tal y como lo recoge y reconoce la Constitución Española, debe actuar protegiendo a los desempleados y a las familias sin ingresos, poniendo en marcha políticas de reactivación económica que generen empleo de calidad, en especial en Sanidad, Educación, atención a la Dependencia, desarrollo rural unido a la protección medioambiental y en desarrollo de energías alternativas y limpias”, según su receta.
Europa, en la encrucijada
Según el análisis de IU, la Unión Europea está en una encrucijada, en la que o continúa con su actual política y deriva capitalista, que ahonda la crisis financiera, con las derivaciones en crisis de seguridad, alimentaria, energética y climática… o se encamina hacia un modelo de desarrollo sostenible y justicia social, de paz y cooperación mutua, de igualdad entre mujeres y hombres, de participación democrática y solidaridad, “
donde el antifascismo, antirracismo, las libertades civiles y los derechos humanos sean prácticas comunes”.
Así, pues, IU y los partidos de la Izquierda Europea van a exigir una “
Europa civilizada y pacífica”, cuya economía sea sostenible y social, feminista y desarrollada sobre la base de la democracia y la solidaridad. Una Europa donde se impulsen los valores socialistas, nueva y democrática, que supedite el capital internacional al mundo del trabajo y a los intereses de los ciudadanos.