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Otro Presidente

Otro Presidente

lunes 23 de marzo de 2009, 17:31h
Desde que el economista de línea socialdemócrata Paul Krugman se atrevió a calificar la crisis como “desoladora para España”, a los “optimistas antropológicos”, capitaneados por el inefable Rodríguez Zapatero, se les ha cambiado la cara que mantenían impasible durante años a pesar de que los economistas españoles, algunos empresarios y políticos y hasta algunos periodistas venían diciendo lo mismo sin ser escuchados con esa atención paleta que el Presidente reserva a las lumbreras internacionales.

    A partir del consabido diagnóstico se están multiplicando las invocaciones a la convergencia de las diversas fuerzas políticas, económicas y sociales y las referencias a los gobiernos llamados transversales que, hasta hace poco, se llamaban de coalición o de consenso, lo que es una forma de pedir unidad frente a la crisis y, a la vez, declarar que el actual gobierno, con su incompetencia monocolor solo diversificada sexualmente por la composición paritaria, ya no sirve para hacer frente a la mencionada “desolación”.

Se invocan los ejemplos de Obama, Merkel o Sarkozy para diseñar equipos más capacitados que los de una simple recluta partidista. Pero, por lo general, los cautos opinantes no manifiestan claramente que quien hace imposible estos pactos no son estos o aquellos ministros sino el propio señor Presidente que no es Obama, Merkel o Sarkozy. No digo esto por su frivolidad, que es una valoración opinable, sino por una realidad objetiva. Los gobernantes citados han podido convocar colaboraciones experimentadas y plurales en su torno no porque tuviesen facultades geniales sino porque eran gobernantes renovados que, tras despertar esperanzas en la opinión, ganaban sus posiciones con programas apropiados para lo que se proponían conseguir. Llegaban legitimados por la novedad y no desgastados por cinco años de desilusiones y fracasos. Es posible que hoy existan, a derecha e izquierda, personajes en condiciones de coordinar colaboraciones transversales pero, entre ellos, no se encuentra el señor Rodríguez Zapatero. Cinco años de imprevisión, hostilidad hacia el adversario, negación de la crisis  y disparates diplomáticos pesan demasiado. Ni en España ni fuera se puede contar con que pueda demandar confianza e izar la bandera de la unidad un político debilitado y desacreditado por cinco años deplorables. Sea cual sea el procedimiento político, para componer un gobierno transversal o de consenso no basta con otros ministros. Se necesita otro Presidente.
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