Dedica Benedicto XVI misa en memoria de Juan Pablo II

El Papa Benedicto XVI dedicó hoy una misa especial en la Basílica de San Pedro del Vaticano en memoria de Juan Pablo II, en el cuarto aniversario de su fallecimiento.

Ante más de cinco mil fieles, la mayoría de ellos jóvenes, el líder máximo de la Iglesia católica presidió la celebración acompañado por numerosos cardenales y obispos, entre ellos Stanislaw Dziwizs, quien fue por 40 años secretario personal del Papa Karol Wojtyla.

"El pensamiento va al amado Siervo de Dios Juan Pablo II que desde joven se mostró intrépido y ardiente defensor de Cristo: por él no dudó en gastar toda energía a fin de difundir por todas partes la luz", dijo el Papa Joseph Ratzinger.

Durante la homilía de la misa, pronunciada en italiano, el Papa aseguró que su predecesor nunca aceptó compromisos cuando se trataba de proclamar y defender la verdad de Jesús además de que jamás se cansó de difundir su amor.

Desde el inicio de su pontificado hasta el 2 de abril de 2005 (fecha en que murió) Juan Pablo II no tuvo miedo de proclamar, a todos y siempre, que sólo Jesús es el salvador así como el verdadero libertador del hombre, de todos los hombres, agregó.

El papa Benedicto XVI señaló que a lo largo de todo su pontificado Juan Pablo II "generó en la fe" a muchos hijos e hijas y citó como ejemplo de ellos a los jóvenes presentes en la Basílica, las aspirantes al sacerdocio y a la vida consagrada.

"íCuántas vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada, cuántas jóvenes familias decididas a vivir el ideal evangélico! íCuántos jóvenes se convirtieron y perseveraron en su camino cristiano gracias a su oración, a su ánimo, sostén y ejemplo!", exclamó.

Más adelante en su sermón Benedicto XVI reconoció que en el contexto cultural y social modernos existe un "fuerte riesgo" de reducir la esperanza cristiana en una mera ideología, un lema de grupo o sólo un revestimiento exterior.

Afirmó que eso es contrario al mensaje de Jesús quien no desea que sus discípulos actúen un rol, sino que "sean" una verdadera esperanza transformándose así en "pequeñas fuentes" de esperanza para los demás y para la sociedad.

Al finalizar la misa el líder católico, acompañado de un reducido grupo de jóvenes, se trasladó hasta el subsuelo de la basílica y se arrodilló sobre un reclinatorio para rezar durante unos minutos ante la tumba de Juan Pablo II.

Después regresó a la parte superior del templo donde saludó de mano a algunos de los visitantes, entre ellos un grupo de religiosas polacas que fungieron como auxiliares de Karol Wojtyla a lo largo de su estancia en Roma.