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Sonrisitas en Trinidad

Sonrisitas en Trinidad

jueves 23 de abril de 2009, 18:59h

A diferencia de muchos, Obama no sólo lee libros, sino que también escribe los suyos

A Puerto España acudió toda una gavilla confabulada para lograr la "absolución" histórica de Fidel Castro. El octogenario dictador, formado por jesuitas, tendrá dudas sobre la existencia del infierno. Querrá -por si las moscas- presentarse ante Satanás con excusa de Insulza diciendo que la historia absolverá toda una vida dedicada a probar que "el fin justifica todos los medios".

Para mayor seguridad, y por comprensibles dudas sobre los poderes absolutorios de un proxeneta chileno, quiere eliminar la propia OEA.

Por su parte, Barack Obama debutó en el vodevil de Puerto España cual reina de carnaval, prodigando sonrisas y palmadas a colegas que jamás había visto.

Buen catador de complejos ancestrales, allí proclamó la igualdad de naciones, como si apenas decirlo lo hiciera realidad. Anunció un tiempo de cambio como si la constante de todos los tiempos no fuese el cambio.

Llegó con una economía notablemente debilitada ante un auditorio mercenario que -cual escuela de samba carioca- cambia de disfraz según el tema del año.

Hoy adopta una moneda llamada Sucre; mañana tomará por himno regional el tango "Cambalache".

Obama no puede prodigar plata como hacen otros colegas. Y ahora anuncia que tampoco opinará sobre lo que hacen los demás, atenuando el puritanismo de muchos de sus antecesores.

A diferencia de algunos torpes palurdos que fueron a Puerto España, Barack no sólo lee libros sino que también escribe los suyos.

El novel mandatario reconoce que cualquier política internacional siempre refleja prioridades domésticas. Y hoy sus seguidores parecen añorar la etapa de avestruz, por lo menos hasta un próximo rudo despertar.

Como buen político de Chicago creerá que bien vale París una misa. Quizás -al oír aplausos de la claque- recordó que por un rato Stalin fue aliado; que Eisenhower condecoró a Marcos Pérez Jiménez, y Kennedy lo metió luego en cana.

Ahora Obama puede tener sus propios "sons of bitches", esta vez ñángaras, para que mal puedan seguir chillando zoquetadas.

Pero la historia demuestra que las sonrisitas de hoy pueden dar paso al llanto de mañana; y que al legitimar tiranos se abren cajas de Pandora.

La OEA pudiese "absolver" a Castro en vida por presiones del celestino Insulza y de su coro de sardinas; pero a futuro jamás podría reponer un Aristide depuesto o condenar un Pinochet emergente: lo bueno para el pavo, es bueno para la pava -y por estos lados cada año se trae su nuevo abril.

aherreravaillant@yahoo.com

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