Reformar la jubilación

Por fin empieza a hablarse de la necesidad de reformar la jubilación. El cambio sustancial que se ha producido en nuestro país en la esperanza de vida, que ya supera los 80 años, es obvio que invita a reflexionar. No sólo está claro que hay que pensar en retrasar la edad de jubilación sino en impedir que las grandes empresas para recortar gastos opten por prejubilar. La pregunta clave hoy por hoy es cómo es posible que con 45-50 años te manden a casa, cuando precisamente los trabajadores están en la plenitud de sus facultades, cuando más pueden ofrecer a su empresas en conocimientos y experiencia. Esta creo que es la verdadera reflexión. Para lo demás, el retraso en la edad de jubilación habrá fórmulas, las hay, mejores o peores, más acertadas o menos. Es cuestión de abrir un  debate y discutir sobre ello.

Lo que no tiene discusión es el cada vez más utilizado deseo de las empresas de "quitarse de encima" a las personas maduras y sustituirlas por gente más joven, con contratos basura, que trabajen por cuatro perras y sin experiencia. Por supuesto, que los jóvenes tienen derecho a un trabajo, pero digno y de aprendizaje. Y su contratación no debe suponer nunca la expulsión del mercado laboral de los trabajadores que están en su pleno derecho y que cuentan ya con cargas familiares. Sin duda, es un interesante debate en el que deben participar todos los partidos y todas las personas que tengan algo que aportar sobre el tema. No es un asunto baladí. Nos afecta a todos y se debe abordar con inteligencia, con consenso y pensando muy bien lo que se va a hacer para que dure en el tiempo. Para que no sea un parche. La reforma de la edad de jubilación que no es más que una pata de la reforma de las pensiones y, en definitiva del estado del bienestar, debería ser asunto prioritario para los políticos. Este sí es un asunto que nos afecta a todos, a lo más esencial de nuestras vidas, y como tal lo deben abordar los políticos. Sin partidismos y sin apriorismos.