¿Qué le pasa a Mercedes Milá?

Vayamos por partes. No me gusta criticar a mis compañeros. Si alguien cree a pies juntillas que los periodistas somos una profesión corporativista, le doy toda la razón. Nos defendemos entre nosotros. Bien pensado, lo cierto es que casi todas las profesiones lo son. Piensen ustedes sino en los médicos, los jueces… Pero también es verdad que la hoguera de vanidades en este caso se manifiesta de manera más evidente. Nuestro trabajo está expuesto a los juicios de los demás sobre si tenemos o no talento. Y esto, puede resultar tan halagador como devastador. Las críticas feroces pueden minar una autoestima a prueba de golpes. Pero va en el sueldo.

Mercedes Milá es una periodista buena. Lo es por una razón sencilla: sabe comunicar, algo imprescindible en este oficio. Tiene garra, fuerza y un par. Difícil que entre en su vocabulario la palabra amilanarse. Sin embargo desde hace años se ha embarcado en una rueda de la que difícilmente podrá salir. Gran Hermano la acompañará en su epitafio de forma inevitable. El reality, con tantos defensores como detractores, es impecable como formato televisivo. Ahora bien, lo que ya es discutible es si es o no un programa con un contenido que merezca la pena ver. A mí, particularmente no me lo parece pero tampoco enarbolaré ninguna bandera de intelectualidades absurdas. Aquí cada uno que haga lo que le salga de su real gana que hay de todo para todos.

Milá se ha desbancado de la Tribu por las malas audiencias. Ella no está acostumbrada a perder como tampoco lo está su colega Javier Sardá. En un ejercicio que no se o si será de humildad o de estrategia ha preferido tomar las de Villadiego que salir con el rabo entre las piernas. Y (es comprensible) en un estado de cabreo que estoy convencida que tiene, ahora la toma con el diario El País en su blog, Lo que me sale del bolo. El periódico de Prisa fue uno de los grandes detractores de los realities. Y Mercedes no lo ha olvidado. Así que ella contraataca (y no le falta un punto razón) diciendo que en Cuatro también hay estos programas: véase, Fama, a bailar. Pero ahora la nota discordante, el cabreo de la periodista va por otros derroteros. Le ha molestado, y parece que mucho, que el diario saque en su portada una foto de Letizia y Carla Bruni, de espaldas, subiendo las escaleras del Palacio de la Zarzuela. No le parece serio, dice.

Bueno Milá, ya son ganas también de enredar por enredar. Tampoco te pases mujer. Las dos damas tienen un buen trasero y la foto es elegante y bonita. Si las cosas entran por los ojos, qué mejor reclamo para vender más ejemplares que dos posaderas bien colocadas.

Mercedes, no te exaltes, no te excites. Saca de ti la nobleza que llevas dentro y no te metas en camisas de once varas. Si el País saca en portada esa foto no deja de ser un periódico serio. De la misma manera que tú no has dejado de ser una gran periodista por haber confesado a toda España que haces pipí en la bañera cuando te duchas. Si es que cuando te pones burra…