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Criticó el "indigenismo racista" de Evo Morales

José María Aznar arremetió contra Cuba, Venezuela y Bolivia

José María Aznar arremetió contra Cuba, Venezuela y Bolivia

lunes 26 de marzo de 2007, 15:26h

José María Aznar, en nombre de la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES), presentará mañana, martes, en Madrid el “Informe Estratégico sobre la situación y el futuro de América Latina”, un recopilatorio de ‘recetas’ para que Iberoamérica supere la crisis en base a la aplicación de los principios liberales y que en la FAES definen como “una agenda de libertad”. En dicho informe lanza severas críticas al Socialismo de Hugo Chávez y al indigenismo de Evo Morales.  

El ex presidente del Gobierno y actual presidente de la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales José María Aznar cargó hoy contra el "régimen totalitario" de la Cuba de Fidel Castro, el indigenismo "racista y radical" encarnado por la Bolivia de Evo Morales y el "socialismo del siglo XXI" que se pretende imponer desde la Venezuela de Hugo Chávez.

   Durante la presentación del nuevo informe de FAES 'América Latina: una agenda para la Libertad", Aznar advirtió hoy en Madrid que América Latina ha quedado al margen de la familia de naciones occidentales a la que pertenece, unas veces por conflictos internos, otras por utopías autoritarias y también por prejuicios ideológicos.

   En el caso concreto de Cuba, denunció el régimen "siniestro aún en su decrepitud" que sigue negando la libertad y los derechos al pueblo cubano. En el informe se habla del "hermetismo" de las autoridades y también la incapacidad de la oposición de plantear ningún desafío por estar "encarcelada, dividida, infiltrada y vilipendiada".

   Así, FAES defiende que el futuro de Cuba debe ser construido por todos los cubanos, "los de la isla y los del exilio, los del gobierno y los de la disidencia", evitando una alianza revolucionaria con Venezuela, Bolivia o Ecuador, la ayuda lejana de India o China o la pasividad de la Unión Europea.

"NACIONALISMO VS INDIGENISMO"

   Por eso, Aznar defendió la necesidad de recomponer la relación entre Bruselas y Washington para favorecer el diálogo, y sobre el embargo, FAES considera que Estados Unidos y sus aliados deberían dialogar sobre su idoneidad en un periodo de cambio o cómo utilizar su levantamiento como instrumento para "acelerar" dichos cambios.

   Además, advirtió que el indigenismo "radical y racista" empieza a ser para América Latina lo que el nacionalismo es a Europa, ya que siembra la división social, agudiza los problemas existentes, y dificulta y daña la integración nacional de todos los ciudadanos en su afán por fomentar la segregación entre grupos.

   Respecto Venezuela, aunque sin mencionarlo directamente, Aznar se refirió a "ese adversario de la libertad que ahora se viste de populista", que utiliza la desesperación de los más desfavorecidos y los más vulnerables para perpetuarse en el poder, engañando con el espejismo de un falso atajo hacia la prosperidad y el bienestar.

   Así, se refirió a quienes pretenden implantar el "socialismo del siglo XXI", cuando el del siglo anterior "generó miseria y opresión" y cuyas ideas vuelven a renacer incluso con el aval de procesos electorales y que son apoyadas desde el exterior por quienes, según dijo, "ni siquiera osarían defenderlo para sus propios países".

POLITICA DE ZAPATERO

   En este punto, se refirió al fracaso de la política exterior del actual Gobierno socialista. Así, recordó que "hasta hace poco" España tenía un diálogo privilegiado al más alto nivel con Estados Unidos sobre América Latina, bajo el interés compartido de que la región tenga democracia, estado de derecho y una economía abierta.

   "Sinceramente, no puede entender que esa triangulación a favor del progreso, la democracia y la libertad de Iberoamérica no sea una prioridad absoluta de nuestra política exterior, con la que se ha desperdiciado y destruido esa triangulación que tan bien funcionaba en el pasado", señaló Aznar.

   Así, tras reconocer el "rancio" antiamericanismo en los países de la región, Aznar subrayó la necesidad de que América Latina estreche "aún más" los lazos con Estados Unidos, país que, en su opinión, debe abandonar cualquier tentación de aislacionismo y convertirse en socio fundamental que garantizar su anclaje al mundo democrático.

   Abogó también por derrotar democráticamente el proyecto del "socialismo del siglo XXI", para lo cual defendió la unión de los partidos de centro y centro-derecha en la región, a semejanza del Partido Popular Europeo, para abrir nuevas formas de cooperación, generar mayor grado de integración y crear alternativas democráticas.

APERTURA, DEMOCRACIA Y LIBERTAD

   El ex presidente Aznar estableció durante su intervención lo que a su juicio deben ser los pilares básicos de cualquier alternativa para la región, que resumió en una mayor apertura al mundo, más y mejor democracia, respeto a las libertades, vigencia efectiva del Estado de Derecho, atraer inversiones, generar empleo y reducir la pobreza.

   Para ello, destacó la importancia de que los países cuenten con un sistema de instituciones fuertes, sólidas y accesibles, para lo cual hacen falta "consensos básicos" de la mayoría de los partidos, lo que implica "concesiones y renuncias mutuas", así como reglas claras y estables.

   Además, consideró "clave" una justicia independiente ya que sin ella es "ilusoria" la garantía y tutela efectiva de los derechos y libertades de los ciudadanos. Aznar también apostó por dar mayor protagonismo a los parlamentos, lo cual exige que los procesos electorales sean "libres, limpios y transparentes".

El estudio es fruto de meses de trabajo, de múltiples seminarios, reuniones y encuentros en los que se han solicitado colaboraciones y realizado consultas a más de un centenar de personalidades y expertos de nacionales e internacionales. La presentación será en Madrid, pero Aznar hará seguidamente un periplo por capitales iberoamericanas, en el que se excluyen, por razones obvias, Caracas y La Habana.

El informe –coordinado por Alberto Carnero y Miguel Ángel Cortés- parte del convencimiento de que América Latina es parte sustancial de Occidente, que prospera –según FAES- gracias a la economía de libre mercado, lo cual se convierte en la premisa básica para entender las ‘recetas’ de FAES: la condición occidental de la realidad latinoamericana.

El documento recuerda que los españoles no podemos ser indiferentes al futuro de América Latina, ni inhibirnos ante la disyuntiva a la que se enfrenta. Aznar dirá mañana que España no puede limitarse a ser un espectador imparcial, porque le unen con América vínculos históricos, culturales y afectivos y una densa red de intereses sociales, económicos y humanos que han ido a más en los últimos años en ambas direcciones.

El documento de FAES considera que América Latina tiene ante sí dos caminos opuestos. El primero sería el que siguen los países que “tienen éxito”: el camino de la apertura al mundo, de la democracia, del respeto por las libertades individuales y del fortalecimiento del Estado de Derecho. Un camino que atrae inversiones, genera crecimiento, incentiva a los emprendedores, crea empleo y reduce la pobreza. En definitiva, según FAES, un camino de éxito, democracia y libertad.

El segundo, según este informe, aleja de las sociedades abiertas, libres y prósperas. Son, para Aznar y FAES, las rutas emprendidas por la Cuba de Castro y la Venezuela de Chávez. Así que, dice el informe que quienes hoy proponen seguir esa vía se nutren de “ideas caducas: del populismo revolucionario, del neoestatismo, del indigenismo racista y del militarismo nacionalista”. Unas ideas que, para FAES, constituyen el “socialismo del siglo XXI, heredero del que, en el siglo XX, generó miseria y opresión”, aún cuando cuenten –como en Venezuela- con el aval de procesos electorales.

Riesgos ‘indigenistas’

Para Aznar, esa izquierda latinoamericana tiene un proyecto político que ella misma denomina 'socialismo del siglo XXI'. Pero afirma que el indigenismo –caso de Evo Morales-, el neoestatismo, el nacionalismo, el militarismo o el populismo son ingredientes de los que se sirve para avanzar en sus objetivos. Esta izquierda, según el informe de FAES, prima los supuestos derechos colectivos frente a los individuales, ignorando al individuo en beneficio del grupo, sea etnia, sindicato o clase social. La pertenencia étnica y la mirada atrás, a una mítica arcadia precolombina, colectivista e igualitaria, es una de las ilusiones de esa izquierda latinoamericana, según lo ve FAES, sobre todo en los países con un fuerte componente amerindio en su población.

De esta forma, el informe estratégico elaborado por FAES y que será presentado por Aznar considera que el indigenismo empieza a ser para América Latina lo que el nacionalismo es a Europa: ambos cuestionan los Estados nacionales modernos que superaron el Antiguo Régimen. Afirman que el indigenismo sustituye el concepto de ciudadano de una república por el de miembro de una comunidad étnica, al igual que el nacionalismo europeo busca fórmulas identitarias excluyentes –referencia sin citar al nacionalismo vasco y catalán, por poner el ejemplo español-.

Lo afirman así en FAES porque señala el informe que los dos –indigenismo y nacionalismo- subordinan principios e instituciones liberales como la división de poderes, el mérito y capacidad, la igualdad ante la ley y el respeto por los derechos individuales, al logro de sus objetivos muy cercanos al totalitarismo. En definitiva, que “indigenismo y nacionalismo propugnan la confusión de poderes”.

El informe apuesta por la no intromisión en la esfera privada de personas y familias en aspectos tan sensibles como la educación o la instrumentación de la religión al servicio de las causas. Y afirma que “tanto los indigenistas americanos como los nacionalistas excluyentes europeos promueven el falseamiento de la historia; en el terreno económico utilizan la reivindicación de supuestos derechos históricos, como un instrumento de dirigismo y proteccionismo económico”.

El informe apuesta contra el ‘indigenismo’, que busca la “reinstauración de supuestas o míticas instituciones prehispanas, promueve peligrosas excepciones a la normalidad democrática, de la única forma en que ésta puede ser concebida: sufragio universal, igualdad ante la ley, separación de poderes, rendición de cuentas, transparencia...”.

En ese punto, el documento –que no acerca, desde luego, a las ‘realidades’ de Evo Morales o Hugo Chávez- considera que la idealización en clave política actual de las civilizaciones precolombinas supone la reivindicación del autoritarismo y del colectivismo. Afirman FAES y Aznar que la defensa de la nación lleva al elogio del patriotismo y a la oposición al nacionalismo, y, así, la defensa de los indígenas, como de cualquier ciudadano en situación desfavorecida, lleva a la denuncia y el combate al indigenismo.

Señala también FAES que la segregación entre grupos étnicos y culturales agudiza los problemas existentes, y que el resultado que obtiene el indigenismo es el inverso al que se dice perseguir: un gran daño a la integración nacional al basarla en elementos raciales o míticos inexistentes y al plantearla como un alejamiento del mundo desarrollado.

En definitiva, FAES y Aznar defienden la idea de que el indigenismo político de la izquierda populista latinoamericana encuentra un “eco irritante en algunos sectores occidentales”, especialmente entre “cierta izquierda europea y norteamericana huérfana de causas tras el fracaso del socialismo real”.

 

 

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