A un mes de la reunión entre los presidentes Tabaré Vázquez y Lula Da Silva, una delegación empresarial brasileña, encabezada por Furlán, llegó a Montevideo para concretar los acuerdos que se habían delineado en aquel encuentro. Uruguay había reclamado insistentemente la reducción de las asimetrías existentes entre ambos países, integrantes del Mercosur, junto a Argentina, Paraguay y Venezuela.
En tal sentido, se citaba que mientras en 2005 y 2006 Uruguay compró automóviles desde Brasil por unos 300 millones de dólares, sólo había conseguido vender por 20 millones. Un ejemplo de otras disparidades que se pusieron sobre la mesa, además de las dificultades persistentes para el ingreso de la producción en el mercado brasileño.
El acuerdo automotor signado el lunes permitirá a Uruguay exportar hasta 20.000 unidades libres de aranceles mientras Brasil podrá vender 6.500. Se abrió el cupo a vehículos utilitarios y blindados. Dos plantas de fabricación de automores están subutilizadas en el área metropolitana de Montevideo y ya se han anunciado emprendimientos que ahora contarían con el mercado asegurado por este acuerdo.
En cuanto a otros emprendimientos industriales, la visita de Furlán sirvió de contexto para la creación de dos grupos que analizarán la viablidad de instalar una fábrica de cemento y una de re-gasificación en Uruguay.
El grupo brasileño Camargo Correa proyecta una planta de cemento en Paysandú con el objetivo de exportar a los mercados de Argentina y Paraguay. Esta industria se concretaría en alianza con la estatal Ancap.
También Ancap estudiará la construcción de una planta de re-gasificación en asociación con Petrobras. Esta planta re-gasificaría el gas licuado importado a través de barcos. Petrobrás es quien explota las dos redes de distribución de gas domiciliario existentes en Uruguay y pretende ampliarlas.