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El Cristo de los Gitanos

El Cristo de los Gitanos

miércoles 28 de marzo de 2007, 10:57h
El miércoles santo, cuando la tarde se vence y el cielo se dispone a recogerse, sale a la calles el Cristo de los Gitanos de Madrid. Una cofradía sevillana a la que hizo mención Antonio Machado y luego le puso sangre Serrat a una letra magnífica que es parte del cancionero sentimental español, (“siempre con sangre en las manos”).
La Hermandad de los Gitanos congrega a un buen número de andaluces que se quedan en Madrid para acompañar a su cristo por el barrio de La Bolsa, por un momento no desfila el dinero por la calle sino la pasión enlutada de un Dios camino de su muerte. Debajo del paso hay hombres de buena fe que se juraron que mientras estuvieran con vida su Dios no iba a andar sólo, ahí va el “pisha” de Cádiz, un albañil que se transforma en cirineo ocasional, todos al compás que les marca un capataz veterano y diligente. Y debajo de cada capirote una historia humana que serviría para llenar varios libros de biografías interesantes.

La pasión nunca es racional, el sentimiento cofrade sale hacia afuera y sin que se pueda explicar, más bien se puede compartir. Lo digo por experiencia propia y porque el domingo me aceptaron como hermano de esa cofradía. Luego dicen que Madrid es una ciudad impersonal pero también uno tiene ocasión de hacer hermanos de por vida.

Un Dios gitano y doliente es la representación barroca de la semana santa andaluza en versión madrileña.
Este año el miércoles por la noche se llenará la calle de penitentes que acompañan al nazareno de rostro insondable y mirada doliente. Acérquense a verlo porque merece la pena. Por un momento Dios y los hombres comparten camino.

Huele a incienso en Madrid y el Dios de los gitanos pregunta cuándo le llegará la hora de salir de su templo. Todos los miércoles santos va camino de la muerte para redimir a justos y pecadores.
Y con él van los que piden, los que cumplen una promesa, los que han sido buenos y los que tienen etiqueta de malos. Con él van pobres y ricos, creyentes y ateos. Ellos son la gente, payos y gitanos; mis hermanos.


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