La operación de cepillarse a los barones, a la generación de socialistas más solventes – excepto a
Rubalcaba que es imprescindible para hacer maldades – ha significado devaluar la masa gris y la inteligencia de una organización centenaria como el PSOE hasta extremos alarmantes.
Lo que no había calculado
Zapatero era que hay algunos que no se resignan a permanecer en silencio ante los errores, frivolidades, tergiversaciones y desmanes varios que se vienen protagonizando desde el partido y desde el gobierno.
No pocas veces, en conversaciones privadas, algunos de esos antiguos dirigentes han criticado o mostrado incluso su falta de respeto intelectual por Zapatero y por sus más íntimos colaboradores, pero la lealtad al partido y la preocupación por no darle munición al rival político, les ha aconsejado mantener la crítica en un ámbito de cierta confidencialidad, pero mucho me temo que puede empezar a abrirse la veda después de la andanada que le ha dirigido
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Joaquín Leguina.
El ex presidente de la Comunidad de Madrid, hombre leído y escritor interesante, ha señalado a Zapatero y a sus absurdos análisis, como el máximo responsable de los fracasos en Madrid y en otras Comunidades y ha advertido que solo prescindiendo de él se podrá ganar.
Cuando un político vence nadie le tose, pero cuando las políticas erráticas rayan el absurdo en materia lingüística, cultural, económica, hidráulica, energética y de convivencia en general y en consecuencia se pierden votos, empiezan a surgir discrepancias.
Lo peor que le puede ocurrir a alguien que manda es estar rodeado de mediocres aduladores y acríticos, en cambio cuando a un jefe le crecen los gigantes, debería tomar nota y seguir sus consejos, aunque mucho me malicio que Zapatero se encuentra más cómodo con los enanos.
Quedan tres años para las próximas elecciones y como el Presidente del gobierno no corrija algo el rumbo podemos llegar al 2012 seriamente perjudicados no solo él sino todos los demás.
Si (
No(
