El fútbol no es una ciencia. Afortunadamente. De ahí el atractivo de los partidos. De ahí que de vez en cuando surjan sopresas. Como la última: la eliminación del mejor conjunto nacional del mundo -números y récords cantan- por un paria futbolero o casi. Pongamos que hablo/escribo de España y de Estados Unidos, respectivmente. Han bastado dos despistes defensivos, de los laterales, Capdevilla y Ramos -los más flojos técnicamente del grupo-, para que 'La Roja' encajara dos goles y se despidiera de su primer título en la Copa Confederaciones. Pero los grandes torneos se ganan y/o pierden a veces por estos pequeños detalles.
No es que los de Del Bosque bordaran el fútbol -realmente no lo han hecho en todo el torneo-, pero si crearon ocasiones suficientes -incluso más que contra Irak y Sudáfrica, nuestras anteriores víctimas- como para derrotar a los yankis. Sin embargo, esta vez la pelota no quiso entrar, y entre eso y la espesura a veces de los jugones el partido se nos fue. Todo ello sin quitarle mérito al sensacional partido de los estadounidenses, perfectos en defensa, con suerte en los rebotes y en todos los líos en su área y 'aprovechones' de sus dos oportunidades de gol. Y es que el deporte rey tiene un componente de azar que a veces hace inclinr la balanza. De modo que la diosa Fortuna se vistió esta vez del blanco norteamericano y dio la espalda al rojo español. Sí. Pero en alguna otra ocasión, como los partidos frente a Turquía y Bélgica de la clasificación para el Mundial, ganados 'in extremis' y con algo de suerte, fue al revés.
En cualquier caso, no pasemos al vicio tan nuestro de caer del optimismo al pesimismo. De considerar a los héroes hasta este miércoles como villanos ahora. Primero porque se dejaron en el campo todo lo que es menester en cuanto a esfuerzo y dedicación; en cuanto a bemoles, por utilizar un eufemismo. Y segundo porque nos han deleitado a lo largo de los últimos 35 partidos sumando récords y un título más importante que éste de las Confederaciones: la Eurocopa. Es verdad que en esta semifinal el fútbol no fue justo con el juego y la belleza de una España algo espesa pero no merecedora de la derrota. Pero, se insiste, en esta incertidumbre de que no gane siempre el mejor está la grandeza de este deporte. De modo que ¡felicidades, jugones! y gracias por habernos dado tanta felicidad. Ahora, a por el Mundial. También en Sudáfrica el año próximo. ¿Será un guiño del destino? ¿Nos ayudará entonces la suerte en los partidos clave? Como diría Dylan, la respuesta está en el viento.
Si (
No(
