No las tenía yo todas conmigo cuando supe que los de Se lo que hicisteis (en adelante SLQH) iban a hacer de Paquirrín un monologuista. Torcí el morro, para qué engañarnos. Hay cosas en esta vida que son sagradas y estas dos, por separado, lo son: Paquirrín de una parte y los autores de los mejores guiones que hay actualmente en la tele, por otro.
Kiko Rivera, antes Paquirrín, es, sin género de duda, uno de los personajes más perseguidos de este país amén de uno de los más imitados para que la gente se ría de él. Cierto es que su madre, Isabel Pantoja, no dio mucha tregua a los imitadores cuando, siendo él un infante, lo sacaba al escenario a que moviera su tierno flequillo al compás de su bata de cola. Y eso tiene sus consecuencias.
Como el niño creció rodeado de suspensos, internados, idas y venidas y por fin colgó los estudios para dedicarse a no hacer ná, el blanco estaba fácil. A todo esto le ponemos estilo de barrio bajo andaluz y tenemos más protagonistas. Al niño resulta que lo que le van son las chonis y poligoneras que se lo benefician y luego lo cuentan en bolas posando en Interviú. El que no resista la tentación de comentarlo que levante la mano.
Pero los de SLQH han dado la vuelta de tuerca y han desvelado el secreto mejor guardado: el niño tiene sentido del humor, se ríe de sí mismo. Partiendo de la base de que el niño no hace ná, como él mismo reconoce, se plantea la idea de convertirlo en un gran monologuista pero para ello hay que descartar que no pueda seguir los pasos de sus progenitores, a saber: o torear o cantar. Ni lo uno ni lo otro; ni en el karaoke ni con las vaquillas hay buen resultado.
Kiko aprovecha para dar tiros a muchos conocidos de la prensa rosa con sus comentarios y anécdotas. Tira con arco contra la Patiño, Gustavo González y muy especialmente contra Miguel Temprano. En medio de las muchas conversaciones que mantiene con sus cicerones hay frases de Kiko sobre su vida, obra y milagros que darían para tres o cuatro programas rosas con tertulianos a ambos lados de plató.
El programa, que ha cosechado uno de los mejores resultados de la cadena rozando un 10% de share, culmina con el estreno del monólogo, aunque no lo remata porque el domingo que viene aún hay más. La verdad es que todo esto suena ciertamente surrealista pero al menos en esta ocasión se cuenta con el beneplácito del protagonista que, además está cobrando por su trabajo.
No se lo tomen muy a pecho, es humor y del bueno, créanme (los textos no son de Kiko, al menos no parecen). Y si no es así quédense con la satisfacción de que hay un parado menos y éste era de los duros de roer. La Panto tiene que estar encantada.
PD. Memorables las escenas rodadas en Cantora al más puro estilo Brokeback Mountain3.
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