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Mi perro “Kaqui”

martes 08 de septiembre de 2009, 00:25h

Cuando era niño tenia un perrito que se llamaba “Kaqui” y que en su afán por ganar terreno dentro de la casa en que vivía, siempre intentaba alguna acción de avance, bien para intentar entrar en algún espacio que tenia prohibido, o bien para  permanecer mas tiempo en alguno de los que tenía que salir a la hora de dormir. Tenía una gran paciencia y aun cuando fracasaba en sus primeros intentos, poseía la suficiente intuición perruna como para olvidarse del asunto por un tiempo y volver a insistir cuando menos uno se lo esperaba. Eso si, cuando repetía su accionar lo hacía poco a poco, esperando el momento mas oportuno y con toda naturalidad, se puede decir que hasta con estilo.

La conducta de este gobierno me recuerda en cierto modo la de “Kaqui”, no en el estilo, sino en su perseverancia para avanzar y retroceder en ciertos proyectos legislativos, que se prueban primero como decretos o reglamentos y que luego, cuando son rechazados por la opinión pública, se convierten en proyectos legislativos o que, en una estrategia inversa, se presentan previamente como reformas constitucionales, para reaparecer, un año mas tarde, como enmiendas o simplemente como propuestas o proyectos de ley. Este trastabilleo, que lo hace ir y venir según las circunstancias políticas se lo permiten, lo vivimos, y lo estamos viviendo nuevamente, con la actual propuesta legislativa para el sector educativo, aprobada ya de manera definitiva por la Asamblea Nacional, que tiene como único objetivo militar uniformar ideológicamente a todos los educandos. No importa si la Constitución garantiza la libertad de cultos y de conciencia en sus artículos 59 y 61 o una educación integral y abierta a todas las corrientes del pensamiento en los artículos 102 y 103.Una primera intentona de este “modelo educativo” la tuvimos en el 2002, con el decreto 1.011 que hizo surgir aquel grito de desesperación y profundo rechazo popular “con mis hijos no te metas”, lamentablemente de moda, una vez mas, en la sociedad venezolana.

Ejemplos similares de este devenir normativo, como estrategia para imponer fraudulentamente planes, programas y objetivos políticos de la revolución, los tenemos igualmente en la reelección presidencial indefinida donde todos sabemos lo que ocurrió; en la “nueva geometría del poder”, del que la  recién nombrada Autoridad o Jefe del Distrito Capital, Jacqueline Farias, es solo una muestra de lo que puede venir detrás; en la creación de “los consejos de trabajadores y comités de empresa”, rechazados también, en el “nuevo texto constitucional” propuesto por Chávez, a fínales del 2008, y que están plasmados como instrumento de aniquilación de los sindicatos en la reforma de la Ley del Trabajo que reposa en el seno de nuestro ilustre parlamento a la espera de instrucciones para su definitiva aprobación o, por solo nombrar un caso mas, en la propiedad social o comunista que yace en algunos anteproyectos y propuestas legislativas, y que fuera igualmente rechazada anteriormente. El del proyecto de ley especial sobre delitos mediáticos fue un ensayo en términos de “solución” a las demandas de Chávez contra Globovisión, que finalmente fue pospuesto, de eso no nos cabe la menor duda, a la espera de un momento más oportuno.

Últimamente, he recordado mucho a “Kaqui”, pues aunque siempre lo intentaba y a veces conseguía pequeños éxitos en sus metas, nunca se atrevió a  desafiar la ley de su dueño, ladrándole o tratando de imponerse por las malas. Definitivamente era un perro bien educado que conocía lo que significaba el respeto a la autoridad. No pasa lo mismo con Chávez, que a pesar de que siempre dice actuar en el nombre del pueblo, que es quien manda, lo burla y lo desprecia con cada una de sus actuaciones.
En estos días lluviosos y grises, como echo de menos a mi perro “Kaqui”.

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