Estados Unidos se estrenó como miembro de pleno derecho del Consejo de Derechos Humanos (CDH) de la ONU, reconociendo que ha cometido errores en este terreno y su disposición a dialogar y a colaborar con el resto del mundo en favor de estos derechos.
"Reconocemos que el balance de Estados Unidos en relación a los derechos humanos es imperfecto. Nuestra historia incluye lapsos y reveses, y aún queda mucho trabajo por hacer en este campo", afirmó la secretaria de Estado adjunta para asuntos de organizaciones internacionales, Esther Brimmer.
En su intervención ante el CDH, que inició una nueva sesión de tres semanas, Brimmer dijo que "la libertad de expresión, de creencias, los procesos justos, la igualdad de derechos para todos... Todos estos principios han animado algunos de los momentos de mayor orgullo de la historia de EEUU, y estos principios son parte de nuestro ADN nacional, como son parte del ADN de Naciones Unidas".
Por ello, la representante de la Administración de Barack Obama aseguró que EEUU quiere desempeñar un papel "activo y constructivo" en el Consejo, y dijo que cuatro aspectos -universalidad, diálogo, principios y verdad- son los que guiarán su trabajo en este órgano.
"Que nadie se engañe: EEUU no mirará hacia otro lado frente a los abusos de los derechos humanos. Se debe decir la verdad, sacar los hechos a la luz y afrontar las consecuencias", subrayó Brimmer.
EEUU es desde hoy uno de los 47 miembros del CDH, un órgano dominado por la lucha de bloques y donde los países islámicos y los no alineados superan en fuerza a los occidentales.
Washington boicoteó este foro durante todo el período de la Administración de George Bush (2000-2008), alegando su supuesta inclinación antioccidental.
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