Este miércoles y jueves siguiente, la ciudad norteamericana de Pittsburg, que, para muchos, es la cuna del capitalismo industrial al alumbrar la siderurgia en el siglo XIX, acoge a los representantes del G-20. Tras las reuniones de Washington y Londres, esta cumbre de los países mas ricos del planeta y las economías emergentes, en un momento en el todo parece indicar que se vislumbra la salida de la crisis, deberá estudiar el tema mas controvertido: al mundo financiero, es decir a los bancos y compañías de seguros, se les ha sacado de una situación de práctica quiebra a costa de dinero público y ahora, además de devolver dicho dinero en el momento en que acaben por sanear su balance, deberán tomar buena nota de las causas que han producido semejante debacle y corregir los errores pasados.
Activos tóxicos
Y es que para todos ya está claro que la crisis provocada por el excesivo endeudamiento de familias, empresas y particulares, lo que se ha dado en llamar “
activos tóxicos” fueron provocados por la excesiva ambición y codicia de los ejecutivos banqueros que prefirieron asumir un riesgo excesivo, - por ejemplo las hipotecas subprime-, a cambio de beneficios a corto plazo que les garantizaba el cobro de cantidades importantes de dinero en concepto de retribuciones variables, los famosos “
bonus”. Los resultados provocaron tal descalabro financiero que, si no llega a ser por los rescates a los que acudieron los gobiernos en forma de inyección de liquidez a costa de los contribuyentes, - además de otras instituciones como los bancos centrales, organismos financieros internacionales y el Fondo Monetario Internacional-, los expertos dicen que dos terceras partes de las entidades mundiales, hoy prácticamente estarían en bancarrota.
No ha sido así, pero parece que los banqueros se resisten a aprender la lección. En otras palabras, no quieren que se les toque sus retribuciones y privilegios aún a sabiendas de que las entidades que gestionan todavía se encuentran en la UVI financiera.
Hay unanimidad a la hora de efectuar este diagnóstico por parte de todos los gobiernos. Los esquemas de compensación dentro del sector bancario que incentivaron durante años la asunción de riesgos para lograr resultados a corto plazo, han sido uno de los detonantes de la crisis que ha provocado la recesión mundial, una recesión que no ha llegado a la magnitud del la de 1929 pero poco le ha faltado.
Controles
En donde parecen existir diferencias es en los controles que hay que establecer para que esto no vuelva a ocurrir.
Obama, que hace unos meses mantuvo una posición radical respecto a estas retribuciones, ahora no parece dispuesto a llegar tan lejos. “¿
Porqué vamos a limitar los salarios de los banqueros y no de los emprendedores de Silicón Valley, o de las estrellas del fútbol y del baloncesto?”, argumenta el primer mandatario norteamericano. La Casa Blanca es mas partidaria de incrementar el poder de los accionistas a la hora de establecer las políticas retributivas de sus consejos de administración que de la opción exigida por los europeos, encabezados por el francés
Nicolás Sarkozy y la alemana
Angela Merkel, a los que, al final, se han sumado los británicos y españoles.
En Europa, y en vísperas de la cumbre, las patronales bancarias más influyentes, la británica Asociación Británica de Bancos, (BBA) y la alemana BdB no quieren ni oir hablar de la idea de que, en caso de malos resultados, los ejecutivos tengan que devolver el importe de los bonus recibidos. Y menos de que sea el FSB, el Consejo de Estabilidad Financiera con sede en la localidad suiza de Basilea, el encargado de multar a las entidades que no sepan controlar las retribuciones.
Salida de la crisis
En estas cuarenta y ocho horas que quedan hasta que comience la Cumbre, se van a intentar acercar las posturas porque, según los expertos, si no se logra un acuerdo, se corre el riesgo de que los esfuerzos que están haciendo los ciudadanos para ayudar a salir de la recesión se diluyan como azucarillos en agua, y lo conseguido, hasta ahora, no sirva de nada.
De ahí que este asunto se convierta en fundamental. No sólo para la supervivencia del capitalismo tal y como lo conocemos sino también para salir mas temprano que tarde de la crisis. Y no sólo por una cuestión de efectividad, sino también por una cuestión de imagen. Porque sobre el futuro vuelven a planear las alegrías crediticias y financieras que provocaron el descalabro mas grande que ha sufrido la economía mundial desde los años 30 del siglo pasado.