El pesimismo no es una inversión

Le robo al Presidente del gobierno el título de esta columna, y llego a la conclusión de que, si además de no significar nada, la frase fuese cierta, la mayor parte de los españoles estábamos meando fuera del tiesto.
Razones para el optimismo no hay ninguna ni por un lado ni por el contrario, porque los partidos nacionales no son opciones alternativas sino enemigas, y en este momento el escenario que los españoles contemplamos es  de incompetencia frente a incompetencia, o mentira frente a inacción, o cesarismo frente a dependencia.

    Como diría la frase del clásico “solo nos falta quedarnos embarazados” para completar el ciclo de desagracias que nos aturden.

    Dice Zapatero que el pesimismo no es una inversión y que se sepa a estas horas aún no ha mandado al paro al que tiene contratado para que le escriba frases estúpidas, porque no me imagino yo en plan optimista a los casi cinco millones de parados, a los más millones de mileuristas y a los más millones de acojonados con la situación económica.

Pero si miramos a lo que algunos llaman alternativa, vemos a un Rajoy mirando a Cuenca mientras que le crecen los enanos enriquecidos fraudulentamente.

    A las palabras huecas de ZP hay que sumar los silencios inaceptables de Rajoy. Y luego querrá el Presidente de Gobierno que no invirtamos en pesimismo ¡ No te jode!

    Hace muchos años se decía que había que borrarse y aparecer en otro pais donde hubiera gente decente e inteligente, pero mucho me temo que ese lugar no existe y no existirá hasta que algunos de los inútiles que nos gobiernan se apunten el INEM y unos cuantos de los que aspiran a gobernarnos echen a gorrazos a los impresentables que les embarran con sus golferías.
Seguro que el PSOE tiene tontos decentes y el PP también, pero lo que nos hacen falta son líderes honestos y competentes.