www.diariocritico.com

El propietario de la Kangoo encontró una cinta en árabe en el vehículo

Uno de los pasajeros de los trenes indica que vio al suicida Alekema Lamari con otras dos personas

martes 17 de abril de 2007, 13:04h
Juan Carlos Meco, que viajaba en el tren que explosionó el 11 de marzo en la estación de cercanías de Santa Eugenia reconoció ante el tribunal al suicida Alekema Lamari como una de las personas a las que vio aquella mañana en el convoy. También declaró en el juicio José Garzón, propietario de la furgoneta Renault Kangoo localizada en las cercanías de la estación de Alcalá de Henares, que indicó que entre las cintas de música del automóvil halló, una vez le fue devuelta la furgoneta, una en árabe.

Continúa el juicio del 11-M. Este martes declararó un testigo del suceso, Juan Carlos Meco, que afirmó haber visto al entrar en el tren a "tres personas con unas mochilas" que le llamaron la atención por la tonalidad de su piel "oscura pero de un tono rojizo". Añadió que parecía que los hombres estaban "esperando algo" y "no hacían más que mirar hacia atrás". Meco indicó que los hombres habían dejado las mochilas apoyadas en el asiento del tren y dijo que acabaron por cambiarse de vagón. "Me parecieron árabes, uno de ellos tenía cara de niño", agregó.

A continuación se produjo la declaración de una de las compañeras sentimentales del acusado Rafa Zouhier, Mª Cristina Martín, que relató que éste le hablaba de que manejaba, en ocasiones, explosivo. "Me dijo que era para abrir cosas como cajas fuertes o coches", indicó. Expresó también que tras los atentados Zouhier parecía preocupado y decía que "iban a perseguir moros". Explicó además que después de los atentados, el acusado le dijo que había "síntomas" en su casa de que se había producido una explosión y que "había que eliminarlos". Y señaló  que Zouhier se dedicaba "a las drogas" y que le dijo que trabajaba para la Guardia Civil. 

Otro de los testimonios de la mañana fue el ofrecido por el minero José Angel Morán que ratificó la declaración de otro trabajador de Mina Conchita sobre la aparición en la explotación de unas etiquetas del centro comercial Carrefour. En estas tiendas el grupo liderado por Jamal Ahmidan que se encargó de la sustracción de los explosivos compró antes del robo mochilas y macutos para transportarlos. No obstante Morán indicó que nunca oyó hablar de que hubieran desaparecido cajas de dinamita de la mina e indicó que algunos de los trabajadores solían vestir con "mono azul".

Por su parte, el ayudante de minero Daniel Fernández indicó que a principios de 2004 notó la desaparición en Mina Conchita de cinco o seis cajas de dinamita, de unos 25 kilos cada una, que habían dejado ocultas tras una chapa metálica. Fernández explicó que un viernes al regresar al trabajo las cajas "ya no estaban". No supo calificar, además, a preguntas del fiscal Carlos Bautista la reacción del encargado de la explotación minera, Emilio Llano, acusado del delito de suministro de explosivos. Dijo que desconocía si éste buscó los explosivos o denunció su desaparición.

Además, la sala escuchó la declaración de Conrado Pérez, que realizaba labores de vigilante en la mina y es cuñado del acusado Emilio Llano. A preguntas del abogado defensor de Raúl Gonzalez, Endika Zulueta, precisó que en un plazo de tiempo de entre dos y tres años la Guardia Civil únicamente se desplazó a la explotación "en un par de ocasiones".  Indicó que Llano era el responsable de las labores de control de explosivo utilizado y que la custodia de las llaves de los minipolvorines, donde se guardaban los detonadores y los explosiones estaba a cargo de ambos.

Una cinta en área en la furgoneta
En la sesión de este martes también declaró José Garzón, propietario de la furgoneta Renault Kangoo que fue localizada en las cercanías de la estación de Alcalá de Henares. En el vehículo se halló una bolsa con detonadores y un trozo de cartucho de dinamita Goma 2 ECO. Garzón indicó ante el tribunal que entre las cintas de música del automóvil encontró, una vez le fue devuelta la furgoneta, una en árabe.

"De momento la junté con las otras y luego me di cuenta de que no era mía. No me la reclamaron y al cabo de unos días se la llevé al juez Del Olmo", indicó el testigo. Garzón explicó que en el vehículo había distintos efectos de su propiedad, entre ellos una bolsa de deportes, herramientas, correspondencia... Relató que la furgoneta le fue robada en la noche del 27 al 28 de febrero, cuando se encontraba aparcada frente a su taller, en el barrio de Bellasvistas en Cuatro Caminos.

A preguntas de las acusaciones particulares indicó que el taller se encontraba cerca de la calle Almansa, donde estaba uno de los locutorios regentados por Jamal Zougam. Precisó además que un año antes del robo le desapareció uno de los juegos de llaves de la furgoneta cuando se encontraba descargándola en su negocio y especificó que cuando le devolvieron el vehículo sólo descubrió que había sido forzada la puerta trasera. Explicó también que la policía le tomó declaración el mismo día 11 de marzo. Los agentes le enseñaron una relación de efectos entre los que reconoció varios de su propiedad como una cinta de la Orquesta Mondragón y varios que no eran suyos como un trozo de plástico negro.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios