El candidato de la Alianza para el cambio (derechas) le sacó casi 12 puntos de ventaja al expresidente Eduardo Frei. Es la primera vez en 20 años que la Concertación Democrática (CD, socialistas, democristianos y radicales) pierde unas elecciones.
El resultado deja a Piñera, dueño de LAN Chile, el canal Chilevisión y el club de fútbol Colo-Colo en una posición inmejorable de cara a la segunda vuelta, el 17 de enero.
Marco Enríquez-Ominami, la revelación de esta contienda, logró el 17,78% de las adhesiones. El cuarto lugar fue para Jorge Arrate, el representante de la coalición de fuerzas de izquierdas extraparlamentaria, con el 5,45%.Piñera y su círculo áulico recibieron eufóricos los resultados en el hotel Crown Plaza. En los bordes de Providencia, el barrio que marca el inicio del Santiago próspero, se instaló la sede de la entente Renovación Nacional (RN, partido del magnate) y la ultracatólica Unión Democrática Independiente (UDI).
“Este es un momento por el que he luchado mucho tiempo”, dijo Joaquín Lavín, quien hace nueve años perdió contra Ricardo Lagos. Sumando un tercio de los votos de Enríquez-Ominami, el camino al palacio de La Moneda estará despejado para la Alianza. “No creemos que las fuerzas del mercado y el dinero deben primar en la sociedad, sino la fuerza de la gente», bramó Frei. Comenzó ayer mismo su campaña con un lenguaje que habría resultado esotérico en 1994, cuando le imprimió a su Gobierno un fuerte sesgo neoliberal. A Frei le sucedió en el 2000 el socialista Lagos. Luego vino Michelle Bachelet, del mismo color político, que entró a La Moneda prometiendo que nadie en la CD “repetiría el plato”.
No habría más viejos rostros entre sus ministros. Pero el recambio se hizo a medias, y como una excepción a las reglas escritas por la dirigencia tradicional. En los últimos años, la Concertación se pareció a esos matrimonios que muestran el amor en público, pero duermen en habitaciones separadas. Los democristianos no estaban dispuestos a tolerar un nuevo candidato socialista.
Y para evitar una fractura se aceptó a Frei.Arrate y Enríquez-Ominami rompieron con la cúpula socialista y se llevaron parte de los votos históricos de la CD. Ahora le toca a su candidato reunir ese caudal electoral y asegurarse en enero el apoyo de los comunistas, que desde el 2000 son fundamentales en la segunda vuelta para frenar el avance de la derecha. Frei sabe que tendrá que hacer concesiones.“No estamos por entregarle un cheque en blanco a nadie”, le advirtió Arrate.