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Van a por Garzón

domingo 07 de febrero de 2010, 14:26h
   Los jueces de la Audiencia Nacional son, salvo contadas y respetables excepciones, verdaderas estrellas mediáticas. Su afán por acaparar aquellas causas con más repercusión social ha llevado, en ocasiones, a peleas entre ellos que rozaban lo grotesco. Por eso, en la saña con la que se intenta ahora procesar al juez "súper estrella" Baltasar Garzón, hay un tufo de viejas rencillas, de guerra de vanidades o de lucha de poder.

   Este polémico juez, ahora a punto de ser procesado por el Supremo, consideró fiel a la realidad el panegírico escrito por una periodista sobre su persona bajo el ampuloso título del "Hombre que veía amanecer".

   Pero Garzón ha sido también  objeto de amores y odios de partidos políticos y grupos mediáticos en función del signo ideológico de los procesos que estaba instruyendo. Cuando destapó toda la trama de los GAL, al Partido Popular, con ansia por llegar a la Moncloa, se le acabaron los adjetivos elogiosos para el juez de tanto utilizarlos. Lo mismo ha ocurrido el año pasado cuando Garzón se ha puesto a investigar la trama de corrupción del "caso Gürtel", el PSOE agobiado por las críticas a la gestión de la crisis económica se deshizo en epítetos sobre la honradez del juez. Ni con El GAL garzón quiso ayudar al PP y a sus grupos mediáticos afines ni con Gurtel sacar al PSOE de las portadas de los periódicos. Actuó de acuerdo a la ley y deudor a la vez, si cabe, de su ética y su vanidad.

   El gran escándalo, la gran bronca nacional, la que ha hecho olvidar todas sus actuaciones persiguiendo y encarcelando a los terroristas de ETA, ha llegado ¡oh casualidad! cuando ha intentado abrir un proceso al franquismo atendiendo la reclamación de los familiares de las víctimas, se supone que más de 114.000. Es en ese momento cuando se monta la marimorena, salen a pasear todos los fantasmas y todas las heridas no cicatrizadas  vuelven a supurar. Ochenta años después de acabada, la Guerra Civil sigue muy presente en la sociedad española.

   El sindicato ultraderechista "Manos Limpias" y Falange Española (que ironía), con su denuncia por prevaricación, si la Sala de lo Penal del Supremo no lo remedia, pueden acabar con la carrera profesional de Garzón. No será por haber instruido mal una causa o permitir a un asesino fugarse o, como ha pasado recientemente con otra juez, tener que dejar en la calle a un Guardia Civil que mató a puñaladas a su pareja, por haber sobrepasado el tiempo de prisión provisional. No. Se le acusa de querer exhumar las fosas de los asesinados por el bando nacional saltándose la Ley de la Recuperación de la Memoria Histórica y la admistía del 77. Si los familiares de las víctimas acudieron a él fue porque, a pesar de la Ley, nadie hacia nada. Pero la sombra del franquismo es alargada.
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