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Las orejas del lobo

domingo 07 de febrero de 2010, 14:25h
   Al fin una imagen tranquilizadora. No es mucho, pero es el primer signo positivo en un mes y medio de descalabros. Muy asustados tienen que estar todos -gobierno, sindicatos y empresarios- para que en dos horas lleguen a un acuerdo -pequeño, tímido, sin concreciones- que no han logrado en los dos últimos años. Tocan arrebato en la iglesias financieras de todo el mundo, y por fin los parroquianos se han concentrado en los pórticos. El lobo ya está aquí y quiere comerse todas las gallinas.

   Algunas reflexiones: primero, tiene que haber fumata blanca porque si no, los ciudadanos van a enfadarse de verdad. El acuerdo y las medidas no se pueden eternizar y la reforma del mercado de trabajo se tiene que traducir en creación instantánea de empleo. Quien salga desenfocado en la foto, quien aparezca como un perturbador de los planes de contingencia, será duramente castigado. El PP se puede quedar fuera de juego con su discurso de que el presidente se tiene que ir. Mariano Rajoy no está en la mente de nadie como solución de esta catástrofe. Si el PP obstruye las medidas que acuerden los agentes sociales, nadie se lo va a perdonar.

   Número dos: José Blanco vuelve a demostrar que es uno de los políticos mejor dotados para las situaciones de emergencia. Su puñetazo en la mesa situando a los controladores aéreos escenifica que ya no hay tiempo para bromas; el ejemplo es aplicable a otros sectores y la opinión pública va a aplaudir determinación en los comportamientos.

   Número tres: es imprescindible un gran pacto político y social, a partir de una exposición clara de la situación y de las medidas de emergencia en el que queden reflejados los sacrificios de cada uno. No puede haber tabú y todo debe estar sometido a revisión, influido el sistema de pensiones, el computo para valorarlas y la extensión de la edad de jubilación, con la seriedad y el rigor debido.

   Cuarto: prudencia. Todo el mundo debe pensar las cosas antes de hablar y las grandes declaraciones carentes de contenidos ya no tienen sentido. No vale decir "tenemos fuerza para manejar el timón"; sencillamente hay que demostrar que se tiene. Es la última oportunidad para Zapatero y probablemente para todos, de no perder el tren del euro y de la recuperación económica.
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