La rumorología ha sido pertinaz durante toda la semana: decían, dicen, que la vicepresidenta primera del Gobierno,
María Teresa Fernández de la Vega, ha perdido peso en el Ejecutivo; aducen que la prueba es que ha quedado excluida de la Comisión designada por
Zapatero para alcanzar un pacto económico contra la crisis, y añaden esos rumores que la salida de De la Vega del Gobierno está próxima. Incluso le marcan fechas: o en junio o en octubre.
Ésa es la rumorología, pero la vicepresidenta primera ha demostrado este viernes, en la habitual rueda de prensa del Consejo de Ministros, que aún tiene mucho fuelle: "En estos momentos todo el equipo de Gobierno estamos centrados en un objetivo prioritario, volcados en lo mismo: trabajar para salir de la crisis". Es decir, que todos están tratando de buscar un acuerdo con todas las fuerzas políticas y "por lo demás, me faltan horas para hacer todo el trabajo que tengo".
Como se le insistiera en el hecho de que sea la vicepresidenta segunda,
Elena Salgado, la que pilote el intento de pacto y no ella, De la Vega no tuvo inconveniente en afirmar que "me siento muy bien representada por la vicepresidenta segunda y por los ministros de Fomento y de Industria", personas que "podrán llegar a acuerdos" en materias tan importantes. "Y desde luego me faltan horas para sacar todo el trabajo que tengo", insistió por segunda vez, como intentando demostrar la falsedad de los rumores sobre su persona.
En definitiva, que para ella "lo más importante es que el PP ha dicho que va a ir y vamos a hacer todo el esfuerzo para que asuman su responsabilidad y echen una mano". Y en ese punto fue donde valoró la oferta del presidente del Gobierno a todas las fuerzas políticas, así como la reacción de todos los grupos, que "han mostrado receptividad" para hacer propuestas: "Éste es el camino y nos alegra que el PP haya superado la negativa inicial y vaya a participar". Es decir, que "se ha empezado bien y tenemos muchas expectativas".
El 'estrambótico' Aznar
En otro orden de cosas, De la Vega arremetió contra el ex presidente del Gobierno
José María Aznar por su actuación estelar en la Universidad de Oviedo. Y lo hizo en una doble vertiente: por sus palabras y por su gesto del dedo.
Respecto a sus declaraciones, De la Vega dijo de Aznar que "acostumbra a utilizar expresiones tan grandilocuentes como falta de contenido" y que "con su desmesura y estrambote pueden dañar la imagen de España". Unas expresiones, dijo la vicepresidenta, que "no parecen razonables de una persona que ha gobernado España. Me producen pena".
En relación al gesto del dedo, la vicepresidenta fue igual de explícita: "El Gobierno no comparte ese tipo de comportamiento" porque es "una falta de respeto" hacia las normas de una democracia. "Su gesto no ayuda mucho a mantener la idea de respeto".
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