ZP y la pena de muerte

Hoy es uno de esos días en que, tal como anda la meteorología, se acumulan sobre la mesa y entre los micrófonos torrentes de noticias y riadas de contradicciones…

    Es el día en que el presidente Rodríguez Zapatero abogará, en el Palacio de las Naciones de la ONU, en Ginebra, por una moratoria para la pena de muerte en 2015, primer paso para la abolición definitiva de la pena capital. Se comienza por la exigencia de prohibir la ejecución de menores y de discapacitados, y desde ahí se irá avanzando hacia la eliminación total de ese acto inhumano que, con un despropósito legal, convierte en “políticamente correcta” la ley del Talión, la del “ojo por ojo y diente por diente”. No sólo los países subdesarrollados, sino también China y Estados Unidos tendrán que entonar su “mea culpa” por una legislación que permite que unos jueces, a veces erráticos y sin pruebas, puedan adoptar la terrible decisión de matar a un ser humano…por muy repugnantes y lamentables que hayan sido sus delitos.

     El derecho a la vida no se formula solamente en una doctrina en contra del aborto y sus mil circunstancias sino, sobre todo, en la abolición de corredores de la muerte, sillas eléctricas, inyecciones letales y toda esa macabra ceremonia de la destrucción de un ser humano, aunque sea el más reincidente de los delincuentes o el más perverso terrorista… El arrepentimiento, la segunda oportunidad, la esperanza en que siempre hay un nuevo horizonte deben primar, humanamente, sobre el gas letal o sobre lo que, en otros tiempos, eran ceremonias bárbaras en la plaza pública con verdugos y hogueras, con el garrote vil o la horca, con legales asesinos a sueldo ante la curiosidad de una muchedumbre tan fanática como consternada…

    De Zapatero muy pocos hablan bien en estos tiempos de crisis y de incertidumbre…Pero la independencia y la objetividad nos obligan a estar de su lado en este liderazgo mundial contra la pena de muerte.

    Y, como les decíamos, el carro de la actualidad viene muy cargado en esta mañana, y también contiene el estudio sobre “Juventud y Sedentarismo”, según el cual los jóvenes españoles de entre 15 y 17 años se pasan tres horas cada día ante una pantalla, ya sea para ver la televisión, usar el ordenador o dedicarse a los video-juegos…Son los hijos de una generación que las pasó “canutas” y que considera como un progreso y una calidad de vida el sedentarismo pasivo frente a una pantalla…; frente a una pantalla cuyos mensajes, muchas veces, están relacionados con juegos peligrosos que incluyen la violencia, la destrucción del otro, y la pena de muerte…Este país, esta España nuestra…necesita una reforma moral, que es una buena medicina frente a la crisis y frente al desasosiego…