Estos días atrás les conté sobre el ego y las vanidades del mundo de la moda. Todo contado con cierta distancia primero porque me es un mundo muy ajeno y segundo porque no acaba de convencerme. Muchos de los que están dentro me aseguran que no es tan frívolo. Pero yo por mucho que rasque no le acabo de encontrar la profundidad. Será que soy dura de entendederas.
Pero el mundo de la moda no tiene el ego en exclusiva propiedad. En realidad todas las profesiones que hacemos cosas con proyección pública sufrimos de tal defecto. Ayer, harta ya de tanto devaneo fashion, me acerqué al Círculo de Bellas Artes a la presentación del libro de mi amigo Juan Cruz, por expresa invitación de él. Juan presentaba un libro más en su haber (va a libro por año, más o menos). Y esta vez ha decidido plasmar sus memorias como editor, profesión a la que se dedicó seis años en Santillana. Se llama Egos revueltos y en él plasma sus anécdotas en su etapa de editor.
Juan Cruz es escritor, periodista, editor pero es sobre todo un gran escuchador y un excelente contador de historias. Si viviera en un poblado africano su misión sería sin duda contarle las historias a las nuevas generaciones y, a buen seguro (me lo imagino) tendría siempre a su alrededor un nutrido público. ¡Qué pena no ser nieta de Juan Cruz! Además posee la rara habilidad en un hombre de hacer varias cosas a la vez. Se rumorea que son dos porque en un día lo puedes ver en una tertulia de televisión, escucharlo en otra de radio, coincidir con él en un restaurante al mediodía, luego encontrártelo presentado un libro (de él o de otro) y en medio de toda esa vorágine, si lo llamas por teléfono o le escribes un mensaje, o te atiende en el momento o lo hace en un plazo no superior a dos horas. Además, al día siguiente, puedes leer en El País un artículo firmado por él sobre lo sucedido el día anterior. Imagino que no duerme. De lo contrario, no es humano y me consta que sí lo es.
Confieso que no he leído el libro. Pero prometo hacerlo este fin de semana y les aconsejo lo mismo porque en él se cuentan mil una anécdotas de escritores como Onetti, Cela, Saramago, Susan Sontag, Juan Marsé, Juan Benet, Cortázar, Francisco Ayala, Ángel González, Cabrera Infante, Benedetti…una lista interminable. Casi todas ellas bañadas, además, con buenas viandas y buenos tragos. Me consta que la lista de retaurantes es una variante de la guía Michelín.
Ayer puede escuchar un montón de ellas que destapan el mito de tantos autores y que revelan lo que, irremediablemente son, seres humanos. Me sonaron muchas y las encontré cercanas. Es curioso ver cómo un personaje literario como la gran Susan Sontag puede resultar ser una mujer con su puntito caprichoso. Pero todo contado desde el cariño.
Me gusta la idea de plasmar un mundo tan elevado por muchos que no deja de tener sus banalidades también. Me gusta que la gente desdramatice las cosas y, de la misma manera que el mundo de la moda puede cargar a veces por su exceso de frivolidad, el mundo literario peca a veces en el extremo contrario, elevándose a nubes inalcanzables para la mayoría de los mortales. En Cibeles te encuentras, irremediablemente gorda, en una tertulia literaria te encuentras, irremediablemente inculta. Salvo que esté Juan, que lleva todo a la más absoluta de las normalidades haciendo accesible la cultura a una gran mayoría.
Supongo que muchos de ustedes ya lo conocen. De no ser así les recomiendo que lo hagan. Si tuviera que escoger lo que más me gusta de él, serían sus entrevistas (normalemente en el EPS). Son un auténtico placer para el lector. Siempre atina con el lado más vulnerable y auténtico del entrevistado. Le busca los entresijos más variados, lo desnuda, lo humaniza y lo eleva.
Juan, por ser tan grande, tan buen amigo de tus amigos, tan buen escuchador y tan curioso, gracias por existir y compartir toda tu sapiencia, que es mucha, con el resto de los mortales que te admiramos.
Egos revueltos, editorial Tusquets, ya está a la venta en librerías
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