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Otro gol del ladrillo

Otro gol del ladrillo

jueves 04 de marzo de 2010, 16:00h
Cuando en 1996, el candidato del PP José María Aznar ganó las elecciones, una de sus primeras decisiones como presidente fue la de montar una Oficina Presupuestaria que asesorara a Presidencia en materia económica y de Presupuestos, para la que puso al frente al prestigioso economista y profesor José Barea. Aznar le emplazó a que elaborara los posibles escenarios de crecimiento futuro de España y qué modelos económicos se podían adoptar.
El profesor Barea planteó básicamente dos opciones: un cambio en profundidad y de verdad del modelo productivo aprovechando el maná de los Fondos Comunitarios que nos llegaron de Bruselas, o el modelo basado en la construcción. El primero, explicó Barea, no daría resultados inmediatos, requeriría un plazo más largo que una única legislatura, pero era la oportunidad histórica para España, porque dispondría de financiación adicional por la vía comunitaria.

    El segundo, que también explicó el veterano economista, daría lo de siempre: una elevación rápida del crecimiento, del PIB y del empleo de mano de obra intensiva. En suma, un modelo “agradecido”. Ustedes saben ya lo que escogió Aznar, como anteriormente fueron escogidas por los ministros socialistas de Felipe González. Barea, el veterano profesor, dimitió al poco tiempo, harto de la Oficina "florero", como se llamaba en los mentideros económicos.

Y ustedes saben también las consecuencias, porque las estamos padeciendo todos; paro masivo, porque los sectores que usan mano de obra intensiva y barata producen estos lodos; caídas del PIB brutales y una gran inestabilidad financiera, porque la sobrevaloración de precios de los inmuebles incide luego en los valores de tasación cuando el ciclo está a la baja.

    Pero llega Zapatero, y nos vende el modelo de economía sostenible, y no sé si lo creemos, pero por lo menos la sociedad se empieza a plantear si dejar de ser sólo el país del ladrillo y el sol barato es posible al menos. Aunque los cambios hacia una diversificación del modelo productivo son lentos, y hay que introducirlos cuando la economía está en vacas gordas. Pero no. Zapatero y su triunvirato económico quieren seguir subvencionando el ladrillo, o al menos, las chapuzas del ladrillo, con alguna promoción más de vivienda protegida, como si no tuviéramos suficiente con un stock sin vender de más de medio millón de casas. Porque lo que parece que se esconde detrás de estas reducciones fiscales de las actividades de rehabilitación es un intento de aflorar ese IVA no declarado, esos autónomos no declarados, en definitiva, recaudar por donde sea. Para este viaje no hacía falta una Comisión anticrisis, señorías.
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