De vez en cuando tengo la sensación de que nos hemos vuelto en exceso políticamente correctos. Que todo lo medimos con un celo y un cuidado que pareciera que del resultado de nuestras palabras nos fuera la vida en ello. Estos días existe un fuerte debate (de nuevo) sobre si hay que permitir o no los toros. Particularmente digo que no me gusta que se maltrate a los animales, luego, a priori, soy contraria a la denominada fiesta nacional (además a mí y a mucha gente no nos representa, así que no sé por qué ha de llamarse nacional). Pero este es otro debate.
El filósofo Mosterín ha generado polémica esta semana por sus declaraciones y, ciertamente, si uno lee los titulares y no escucha sus declaraciones, es posible, es probable (yo lo hice), que se lleve las manos a la cabeza porque piense que el hombre ha tenido la osadía de igualar los toros con el maltrato de género o la ablación del clítoris. Pero es que el caso es que no ha sido así. E invito a quién lo dude a ver el vídeo de sus declaraciones.
Sacar las frases de contexto tiene muchos peligros. Y los periodistas sabemos de esto bastante porque más de uno hemos (mea culpa) hecho esto en alguna que otra ocasión. Aquí la demagogia la practicamos todos. Lo que este buen hombre ha dicho es que si los taurinos esgrimen como defensa que los toros es una tradición, a él, esa explicación no le sirve porque tradición también es el maltrato de género, tradición es la ablación del clítoris y tradición (y esto lo añado yo) son los castellets o comer filloas en Galicia por carnaval. Y lógicamente no es comparable matar toros con maltratar mujeres como tampoco es comparable matar toros con comer filloas. Lo que pasa es que con la iglesia hemos topado y ha dicho las palabras que nunca (o eso parece) se pueden pronunciar en este país si no son dentro de un contexto muy específico. En ningún momento él ha dicho que matar a los toros sea comparable a matar una mujer. Sino que justificar algo porque es tradición no es, para él, un buen argumento. Nada más.Y podrá tener o no sus razones pero que se le juzgue por lo que ha dicho y no por lo que muchos interpretan que ha dicho, que son dos cosas muy diferentes. Estoy convencida de que este filósofo no cree en absoluto que matar un ser humano sea comparable a matar a un animal y que, por lo tanto, no se deben aplicar las mismas medidas legales para ambos casos.
Lo que pasa es que estamos tan sensibilizados (que me parece estupendo) con el maltrato de género que ya lo confundimos todo y lo mezclamos. Y ojo, eso también (creo yo) que tiene sus consecuencias porque de tanto andarse por las ramas corre uno el peligro de no ver lo esencial.
Esto me recuerda a situaciones como ver cómo una madre regaña a su hijo y lo castiga y ya se la “acusa” de traumatizarlo. O ver cómo unos profesores imponen castigos y los padres acuden en masa para poner orden (al profesor) y luego ocurre que los adolescentes de hoy están más desobedientes y maleducados que nunca y la culpa la tiene el sistema educativo. Y esto no es más que porque caemos (todos) en el error de ver la parte por el todo sin parar a analizar con detalle caso por caso.
Sinceramente, no veo en ningún momento del vídeo, que el filósofo haga una comparativa entre un maltrato y otro. Simple y llanamente no admite como argumento válido defender las cosas en nombre de las tradiciones y para ello se vale de ejemplos. Si hubiera puesto de ejemplo que tradición también era el circo de Roma, probablemente nadie se hubiera llevado las manos a la cabeza.
Me gustaría saber cuántos de los que se han escandalizado por estas declaraciones supuestamente ofensivas hacia el género femenino no han actuado alguna que otra vez de forma machista y despreciativa hacia las mujeres. Apuesto a que más de uno. Y lo digo segura porque ya lo he comprobado by my self ayer mismo. Uno que criticó estas declaraciones de Mosteserín e hizo todo un discurso en defensa de la mujer (muy taurino él), minutos más tarde, cuando llegó una chica nueva al grupo, la miró de abajo arriba y como si la muchacha en cuestión fuese una vaca y él y un ganadero comprando en feria, dijo: ummm qué bien, no estás nada mal. Igual es que quería ordeñarla y yo lo interpreté mal. Que todo puede ser.
Información relacionada:
Otras columnas de Gema Lendoiro: