Monarquía

La llegada de Sofía, la segunda hija de los príncipes de Asturias, se produjo con menos sorpresas ya que todos sabían que sería una niña. Llegó al mundo a las 5:28 de la tarde (hora española), pesó 3,310 kilos y midió 50 centímetros, tres más que su hermana.

Letizia ingresó a la clínica Rúber Internacional de Madrid, a la una de la tarde. En ese momento, los teléfonos de los periodistas apostados frente al centro hospitalario recibieron un mensaje de texto procedente de la Casa Real española donde informaba que había llegado la hora y pronto, Leonor, la primera infanta nacida en el siglo XXI, tendría una hermanita.

La princesa, de 34 años, fue atendida por el equipo que dirige el gineco-obstetra Luis Ignacio Recasens, el mismo grupo que la asistió durante el nacimiento de Leonor, médicos discretos y reconocidos por su profesionalismo. El bisabuelo del doctor Recasens atendió los partos de la reina Victoria Eugenia, esposa del rey Alfonso XIII, bisabuela del príncipe Felipe.

El alumbramiento se realizó por cesárea. Según las declaraciones a la prensa del heredero de la Corona española, la madre estuvo en todo momento consciente. Él cortó el cordón umbilical y se guardará en una institución especializada.

Varias son las diferencias entre este nacimiento y el de la infanta Leonor. Es cierto que ambas han llegado al mundo en el puente de un día festivo, pero las condiciones climáticas son totalmente opuestas. A Leonor la acompañó la lluvia, mientras que la llegada de Sofía ha estado marcada por un sol resplandeciente de una tarde primaveral. Se cumplieron los nueve meses de gestación y el primero se adelantó casi tres semanas.

"Ayer, cuando caía una tormenta, creíamos que la princesa iba a venir ya", contaba a los periodistas una vecina de la clínica.

Hay que recordar otra fecha significativa para Letizia, la de la boda, cuando llovió fuertemente sobre Madrid. Lo mismo pasó el día del funeral de su hermana. Pero esta vez, el "orbayu", como se denomina en Asturias, tierra natal de Letizia, a la lluvia constante, no aguó el nacimiento de su segunda hija.

Las medidas se seguridad se habían hecho sentir durante los últimos días de la semana pasada cuando se vieron perros detectores de explosivos revisar los alrededores de la clínica.Sofía nació en luna llena y Tauro es el signo que regirá a a quien desde ya ocupa el tercer puesto en la línea de sucesión, después de su padre y su hermana. El santoral de ayer señala el nombre de Catalina de Siena, sin embargo, seleccionaron el de Sofía porque "tanto para la princesa como para mí ha pesado mucho la idea de que la Reina tuviera una nieta que llevara su mismo nombre", enfatizó Felipe, quien lució muchos menos nervioso que la primera vez.

Las encuestas revelaban que Sofía era el nombre preferido por los españoles.

A la pregunta de si piensan tener más hijos respondió el Felipe: "Estamos realmente felices. De momento encantados con Leonor y con Sofía". Tampoco adelantó nada sobre la fecha del bautizo ni quienes serán los padrinos.

Entre las primeras llamadas que hizo Felipe de Borbón, después de comunicar el nacimiento de su octavo nieto al rey Juan Carlos, quien estaba descansando fuera de Madrid, estuvo la de su hermana, la infanta Cristina, quien se encontraba en Barcelona, presenciando la final del torneo de tenis Conde de Godó, entre Rafael Nadal y Guillermo Cañas.

Sofía podría tener su primer encuentro con la prensa dentro de cuatro días, cuando le den de alta a Letizia Ortiz, quien ha vuelto a cumplir con su deber.

Entre los regalos recibidos en esta oportunidad figuran cerveza sin alcohol.