La lluvia inunda el Pleno

Nunca llueve a gusto de todos. Nunca, que un servidor recuerde, la lluvia se había colado en el salón de plenos del Ayuntamiento de Madrid. Ha habido en muchas ocasiones mucho estruendo tormentoso y negros nubarrones, pero nunca se había colado la lluvia en el pleno. Y no es que en este salón, haya goteras que inquieten la solemnidad de los frescos de Palomino, ni el agua haya humedecido los confortables sillones de los concejales.

La lluvia que ayer lunes entró en el pleno, era en forma de borrasca política por las inundaciones de varios túneles el pasado sábado. La oposición encontró en esas reales inundaciones un arma arrojadiza contra el gobierno de Ruíz Gallardón. Para el portavoz del PSOE, Oscar Iglesias, habían caído “cuatro gotas” que fueron capaces de anegar algunos pasos subterráneos, sobre todo los de nueva construcción; para la concejala de Urbanismo, Pilar Martinez, se había tratado de una “tromba” de agua que siempre que descarga sobre Madrid, produce inundaciones.

La oposición insistía en que no es de recibo que esas “cuatro gotas” dejen fuera de servicio túneles de alta tecnología recién inaugurados; para el gobierno municipal, las inundaciones alcanzaron también la M-40, vía que es competencia del Estado y no por ello utilizaron esta circunstancia contra el gobierno central.

Cada uno arrimaba el ascua a su sardina y hacía de la lluvia una cuestión de debate político. Pero lo insólito es que la oposición, PSOE e Izquierda Unidad, pidió que a estas alturas, cuando la legislatura da sus últimas bocanadas, se creara una comisión de investigación sobre las inundaciones del pasado sábado. Personalmente me parece una exageración, una petición que probablemente no se hubiera producido de no atravesar el tiempo electoral que estamos atravesando. Pero la política lo anega todo.

En cualquier caso, señor Ruiz-Gallardón, no estaría mal que se revisaran esas infraestructuras de reciente creación y que no pueden sucumbir cuando caen cuatro o más gotas de agua, incluso cuando descarga una borrasca y las tragaderas de los túneles se ahogan.