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¿Cómo se comporta el mercado?

España y el riesgo de convertirse en bono basura

España y el riesgo de convertirse en bono basura

lunes 12 de abril de 2010, 12:43h
El mensaje lanzado ayer por Europa a los mercados asegurando la viabilidad de un rescate a Grecia tiene mucho que ver con la rebaja por parte de la agencia de calificación Fitch de la deuda griega dos escalones, hasta BBB-, a sólo un paso del nivel de lo que se conoce como bonos basura. La perspectiva, que sirve como indicador de hacia dónde es más probable que vaya el próximo movimiento, es negativa también, lo que ha motivado el nerviosismo de los mercados hacia una extensión a otros países de las perspectivas negativas, principalmente a los países mediterráneos. Pero, ¿que ocurriría si Europa empezara a tener países con rango de bono basura?

Este término nació en Estados Unidos, en la década de los años 80, cuando un número importante de empresarios comenzó a comprar compañías que tenían dificultades financieras, pero que poseían patrimonios que superaban ampliamente el endeudamiento. Estos bonos conceden altas inversiones pero la posibilidad de quiebra real de las empresas que los emiten, y de la deuda que también emiten los países les confiere un elevado riesgo de impagos. "De momento, el euro ha sido el gran beneficiado del anuncio de este fin de semana", afirma Juan José Fernández-Figares, analista de Link Securities, quien advierte no obstante de que a medio plazo "habrá que ver si tras el hipotético rescate griego los mercados no se ceban en otros países, como Portugal o España".

Para obtener la dirección de esas compañías, estos "empresarios" emitían los llamados "bonos basura", lo que en inglés se conoce como "junk bonds". Una herramienta más de la ingeniería financiera con la que se ofrecía una rentabilidad muy elevada pero que tenía unos altísimos riesgos: el de la quiebra inminente de las empresas en las que se invertía, y el consiguiente impago de las rentabilidades.

Con el capital obtenido por la venta de los bonos, los "empresarios" tomaban el control de la compañía y pagaban los intereses de los bonos basura. Los 80 fueron la época de máxima euforia de este tipo de bonos, pero su presencia y participación han sido permanentes en el mercado de las inversiones, con etapas de resurgimiento y otras de mayor declive.

Los rating

Las agencias de calificación o de "rating" tienen su propio argot para denominar los cambios de estatus que sufren las distintas empresas en los rankings crediticios. Así, hay dos fenómenos que se suelen dar. El primero es el de la estrella ascendente (o "rising star"), que consigue escalar posiciones y pasa de las más bajas calidades crediticias a las más altas. Hay una denominación opuesta a la primera, la del ángel caído o "fallen angel", cuya presencia es todo un hecho ya, y de la que se prevé un notable aumento en años venideros.

Se trata de compañías cuyas calificaciones descienden de categoría, de grado de inversión a grado especulativo, el que ostentan los "bonos basura". Al bajarles la nota, la consecuencia principal es que deben pagar más caro el dinero. Es el precio que deben asumir por bajar del cielo financiero al "infierno" de los bonos basura. Un informe sobre "ángeles caídos" elaborado por la agencia crediticia Standard & Poors indicaba que durante el pasado mes de febrero se había batido un récord a nivel mundial: había 75 empresas en situación de perder su calificación. Toda una marca, ya que la media mensual durante 2008 había sido de 47 ángeles.

Los "bonos basura" -coloquialmente hablando pues su nombre oficial es el de bonos de baja calidad crediticia- son los que presentan un riesgo mayor que otro tipo de bonos como pueden ser los emitidos por el Estado, y como compensación ofrecen un tipo de interés muy elevado. Por ello reciben este nombre, un tanto despectivo, porque su nivel de riesgo sobrepasa todos los límites de una inversión común y corriente. Y, ¿quién dice que son arriesgados? Las agencias de calificación o de rating, que les conceden una baja calificación crediticia.

Estas agencias son entidades auxiliares especializadas en el análisis de valores y empresas. Son intermediarias de la información, y sus conclusiones sobre la capacidad de una compañía para hacer frente a sus obligaciones financieras, a corto y largo plazo, quedan reflejadas en el "rating". De esta manera, orientan a los inversores sobre la toma de decisiones, pero sus calificaciones y comentarios no son ni mucho menos de obligado cumplimiento. Cualquier calificación crediticia no debería ser interpretada como una recomendación de compra o venta de un valor, aunque las agencias de "rating" trabajan con predicciones, probabilidades y proyecciones de futuro sobre la posibilidad de que un emisor de bonos quiebre incumpliendo sus compromisos.

Por el momento, existen en el mercado financiero tres grandes agencias de "rating": Standard & Poors, Moodys, y Fitch. Estas entidades publican sus calificaciones en las que se suelen combinar letras, en mayúsculas o minúsculas, y números. En la práctica, la nomenclatura varía de una agencia a otra, pero por norma general las mejores calificaciones suelen contener la letra "A" y aquellas que son peores la "B". De esta forma, los bonos basura suelen ostentar por ejemplo según la agencia Fitz, la calificación BB+.

La 'prueba de fuego' del plan griego tendrá lugar este martes, cuando el Estado heleno realizará una emisión de deuda en Estados Unidos de hasta 7.500 millones de euros.

En cualquier caso, "con el flanco griego cubierto" habrá más referencias para los mercados esta semana, explica Fernández-Figares. El presidente de la Reserva Federal (Fed), Ben Bernanke, explicará en el Congreso los nuevos pasos a dar en la crisis, y grandes compañías como Alcoa, Intel, Google, JPMorgan Chase y General Electric presentarán sus cifras.

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