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¿Una reunión para nada?

¿Una reunión para nada?

jueves 06 de mayo de 2010, 09:18h
Ocurrieron ayer  muchos más acontecimientos en España, y sin duda que muchos de ellos, que pasan inadvertidos a la opinión pública, acontecimientos de gran importancia. Pero lo cierto es que, con mucha menos pasión que ante un encuentro entre el Real Madrid y el Barça, ayer la  agenda política quiso que el palacio de la Moncloa fuese el “Bernabéu” o el “Camp Nou” pero inútilmente. Porque ni Zapatero es  Messi, ni Rajoy es Cristiano Ronaldo, y la afición al “derby” PSOE-PP  ni llena las gradas ni siente los colores de su equipo, salvo que tenga un cargo público y cobre por acudir al palco o a las gradas. Ni siquiera el encuentro entre los dos líderes con mayor apoyo democrático de nuestro país ha logrado frenar la sangría del “Ibex-35”, porque de esa reunión se derivó todo lo que se quiera  (respeto institucional, buena educación, formas cordiales, actitud de personas civilizadas…), todo-todo-todo menos CONFIANZA.
   
¿Las razones? Están muy claras: Zapatero  se debate como gato panza arriba enredado en  la situación social y económica más grave de la reciente democracia española. Rajoy parece más interesado en que el rival muera la lona y que le llegue su turno, antes de colaborar en remediar la situación. Zapatero esta convencido de que la verdad está de su parte y no escucha la pitada de los tendidos. Rajoy piensa que tiene la fórmula mágica para que España recupere el pulso de los mejores tiempos, pero esa fórmula la cambia por votos, y se la guarda. Zapatero piensa que el PP es el pasado franquista, y Rajoy mantiene, en su código interno, que los socialistas no hacen más que destruir empleo e intentar abrir fosas comunes. Para Zapatero, la crisis es una consecuencia del pasado aznarista, y para Rajoy es la prueba de que el retorno del PSOE al poder ha supuesto dilapidar dos legislaturas “populares” en que las arcas del Estado estaban a rebosar.
  
Más de dos horas de conversación, o como se le quiera llamar, en La Moncloa, y al final uno de los dos atriles preparados en la sala de prensa fue retirado. La comparecencia conjunta y la foto del “pacto ante el naufragio”, que hubiese dado alguna tranquilidad a los desganados espectadores,  y a los incrédulos mercados mundiales, ni si quiera se produjo. Nos tememos que hayan sido  dos horas para nada, y que los interese y las estrategias partidistas han prevalecido sobre los intereses de cuarenta y pico millones de españoles. Cuando en otros países, y en circunstancias similares a las españolas, hay grandeza de ánimo, aquí se ha practicado lo peor: “yo paso hambre con tal de quien tú no comas”. Pero quienes lo pasan mal, hambre incluida, son casi cinco millones de parados a quienes ayer el diálogo Zapatero-Rajoy les sonó a lo peor: a esa rutina perezosa y ritual con que, según los versos de León Felipe,  los sacristanes rezan las letanías.
    
Para parir un ratón, más vale que los montes se queden en su sitio.


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