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Ortigar al presidente

Ortigar al presidente

lunes 31 de mayo de 2010, 21:07h
Nadie duda ya en nuestro país de que la Constitución vigente no fue redactada en su texto final en la Asamblea en Montecristi, sino que cayó de alguna parte, y los alzamanos oficialistas la aprobaron, entre gallos y media noche, con todo el apoyo del Gobierno, para luego someter ese texto a un referéndum. Entre otros derechos que el Estado debía respetar, está la llamada Justicia Indígena, que consiste en que las autoridades de las comunidades, pueblos y nacionalidades indígenas ejercerán funciones jurisdiccionales, con base en sus tradiciones ancestrales y su derecho propio, dentro de su ámbito territorial, y, como consecuencia de eso, el Estado debe garantizar que las decisiones de la jurisdicción indígena sean respetadas por las instituciones y autoridades públicas. Todo eso fue calurosamente apoyado por quienes han sido parte de este Gobierno, para mantener comoaliados a todos los grupos indígenas que podía.

El presidente Correa no desperdició ninguna oportunidad para hacer ostentación de su entrega a las causas de los indios, de su vida juvenil en Zumbahua, de su dominio (¿) de la lengua quichua, del uso de camisas bordadas, ponchos y otros atuendos folclóricos, y, en fin, ha tratado siempre de hacer creer que es "uno más" de aquellos cuyo respaldo necesitaba para el ejercicio y abuso del poder.

Pero empezó a conocerse cuál es, realmente, la mentalidad del Régimen y su forma de buscar soluciones a la crisis y de mantenerse en el poder.Y allí empezaron los indígenas y otros aliados a sentirse traicionados. Con un proyecto de ley o con otro.Con insultos y descalificaciones, con amenazas y otras inculpaciones, con el desconocimiento o revocatoria de comodatos o concesiones válidamente celebrados, y, finalmente, con el arrepentimiento de la garantía otorgada para el libre ejercicio de la Justicia Indígena.

Luego de compartir el ejercicio del Gobierno en una alianza con organizaciones indígenas y partidos de izquierda, parecería que ya no quedan sino unos cuantos, pues todavía hay algunos que dicen que se van, y se van y se van... y no terminan de irse...

Los que se han ido defienden sus conquistas y su derecho a aplicar sus propios procedimientos ancestrales de sanciones. Y hay otros, más duros todavía, que anuncian que enjuiciarán al presidente Correa por genocidio, etnocidio y discriminación racial, delitos que no prescriben aunque después de muchos años deje la alta función que hoy ocupa. Ahora que están de moda los juicios, y que algunos indígenas están protagonizando marchas y levantamientos, hay que tener cuidado no se le vaya a ocurrir a algún dirigente iniciar un juzgamiento en Calguasig o en Zumbahua, terminando por... ortigar al presidente.

valvarez@hoy.com.ec
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