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¿Se puede caer más bajo?

¿Se puede caer más bajo?

lunes 07 de junio de 2010, 08:26h

Confieso que cada vez me cuesta más escribir sobre la política peruana. Los niveles de deterioro deprimen y casi sólo hay para dar cuenta de corrupción, maniobras políticas, clientelismo, transfuguismos y todos los males imaginables.  Nada alentador, tampoco, se ve en el horizonte de mediano plazo.

Pero aún en ese escenario deprimente, lo ocurrido ayer en el Congreso sobresale, en el sentido de lo descarado y explícito. Como sabemos hace meses de meses que estamos sin dos magistrados en el Tribunal Constitucional y que después de un proceso de selección en el Congreso, que al parecer fue bastante razonable, quedaron los dos candidatos más potables entre los que se habían presentado. ¿Un proceso serio en el Congreso? Pues eso no podía quedar impune.


Desde hace meses el presidente de esa Comisión de selección Falla La Madrid, aprista dicho sea de paso, intenta que los nombren en el pleno. Se necesitan 80 votos y sus propios compañeros lo bloquean sistemáticamente. Había que dejar claro que ellos no estaban avalando una actuación como la de Falla la Madrid. (Faltaba más, no vaya a ser que tal tipo de ejemplo cunda y se repitan casos así dentro del partido).
Ayer sucedió de nuevo. Esta vez se estaba al filo y habían conseguido los 80 votos necesarios. El APRA no quiere a esos potenciales magistrados porque textualmente: “no les dan confianza política”. Es decir no les importa evaluar si son competentes y honestos, sino lo que importa  es que podrían no ser útiles a sus intereses como partido. Lo que más me impresiona no es que actúen así, sino el que ya es que ya no les importe decirlo públicamente.


Bueno como las cosas estaban a punto de lograrse agarraron a dos congresistas de Solidaridad Nacional, Morales y Menchola, y de delante de todo el mundo les ofrecieron algo (uno puede suponer que vinculado a las investigaciones por Comunicore o el “Lentopolitano” que hay en el Congreso) y estos se fueron del hemiciclo para no votar. Se consiguieron entonces sólo 78 votos y los apristas se salieron una vez más con la suya.


Reitero, no me impresiona la inmoralidad en la política peruana;  a estas alturas eso es ya un dato consistente de la realidad. Lo que me llama la atención es que ya no hay el más mínimo esfuerzo por disimular y/o justificar los sucios enjuagues que la dominan. 

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