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El insulto como argumento

El insulto como argumento

viernes 09 de julio de 2010, 17:56h

La consulta al pueblo no debe ser realizada porque ellos interpretan lo que pensamos todos

Como ya es usual (y no por usual se convierte en legal), gran parte de la defensa a la Ley de las Comunas que ha sido denunciada por tratar de imponernos un modelo político-territorial inconstitucional, se ha basado en utilizar a los medios de comunicación oficiales para insultarnos.

Ningún vocero gubernamental, de los que nos insultan impunemente frente a los ojos de Conatel y demás instituciones del Estado (que se activan muy rápidamente cuando en algún canal privado algún vocero no oficialista pueda excederse en los términos que utiliza), ha señalado alegatos o razones de fondo que desmientan nuestras afirmaciones sobre el contenido del la ley en discusión en la Asamblea Nacional. Apelan, como siempre, al descrédito y desprestigio de quien realiza la crítica y no a la contra argumentación sobre lo criticado.

Ese estilo de abordar cada crítica no sólo resulta delictual (difamación, injuria y otros delitos) sino que debe ser visto como una ramplona evasión a la crítica misma. Es, sin duda, la confesión más evidente de que no se tienen argumentos con los cuales contradecir lo que se dice, por lo tanto lo criticado resulta cierto.

Esta práctica la ha impuesto el Presidente. Su última expresión ha sido la calificación de "indignidad" realizada en contra del Cardenal Urosa, pues se atrevió a señalar que en vista de todas las últimas actuaciones del Gobierno contra la propiedad y otros hechos por él considerados relevantes, el Gobierno marcha hacia la instauración de un régimen comunista, aun cuando lo quieran vender como un socialismo del siglo XXI, dado el inmenso rechazo que modelos comunistas como el cubano generan en la mayoría de la población.

No señaló el Presidente por qué en su concepto el juicio de valor realizado por el Cardenal podría estar errado, no dijo por ejemplo cómo concibe la propiedad privada de los medios de producción, no dijo cómo esta pensando organizar un Estado Comunal para que este no sea la misma figura que han usado los regímenes comunistas para controlar al ciudadano y a los bienes productivos. En fin, no desmontó el argumento del Cardenal, se limitó a insultarlo, a decirle troglodita e indigno de ser Cardenal de la Iglesia católica.

Hemos dicho que para instaurar un Estado Comunal, como lo señala la exposición de motivos de la Ley de Comunas aprobada en primera discusión por el Parlamento, es necesario reformar la Constitución, e incluso redactar una nueva Constitución y consultarla al pueblo porque se busca establecer una reorganización político-territorial distinta a la ya señalada por la Carta Magna. El diputado Darío Vivas señaló ante los periodistas, que lo interrogaron sobre este particular, que ellos estaban seguros que si lo preguntaran hoy el resultado sería distinto que cuando la reforma fue mayoritariamente rechazada por el pueblo venezolano. Asumió el diputado que simplemente la consulta al pueblo no debe ser realizada porque ellos interpretan lo que pensamos todos, así respetan al pueblo venezolano al que nos acusan a nosotros de no respetar, así creen en la participación popular a la que dicen defender.

Lo cierto ha sido que ante este argumento, a excepción del diputado Vivas que sin querer nos dio la razón, el resto de los oficialistas han usado los medios públicos de comunicación para proferirnos tal cantidad de insultos que no vale la pena ni repetirlos, y no se han referido a por qué, en su concepto, no se requiere consultarle al pueblo venezolano si quiere cambiar el orden constitucional y consagrar una nueva forma político-territorial de gobierno que consagre la propiedad comunal, el gobierno de colectivos y la dependencia de todo ello al gobierno central.

Un articulista de una página web oficial trató de contra argumentar en un artículo de opinión llamándome ignorante pues en Chile existen las comunas. El mismo en su artículo cita a la Constitución chilena que así lo dispone como fórmula alterna para denominar a las alcaldías, volviéndonos a dar la razón, aun insultándonos y aun tratando de desmontar nuestros argumentos. La Constitución chilena los señala y les atribuye competencias. La Constitución venezolana señala a los municipios con sus competencias y no expresa en ninguna parte que se pueden crear comunas como nuevas formas de organización político-territoriales que "convivan" con las alcaldías, solapando competencias y mermándoles los ya escasos recursos que poco a poco han venido siendo disminuidos por parte del gobierno central. A todos los insultadores de oficio les decimos que cada vez que apelan a esta práctica y no producen argumentos para defender sus ideas lo que terminan haciendo es dándonos la razón a nuestros argumentos. Apelan al insulto por falta de razones.

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