La historia comenzó a molestar en Génova al comprobar cómo los incondicionales de Cascos comenzaban una campaña de recogida de firmas con el fin de que la dirección nacional ‘tomara nota’ de que la mejor opción para Asturias era la candidatura del ex ministro de Fomento. El afán por engrosar el número de rúbricas llevó a algunos dirigentes locales a denunciar “presiones” ante la dirección regional cuyo líder,
Ovidio Sánchez, había dado en un primer momento su beneplácito a la candidatura de su antiguo rival interno en el partido. Ahora sin
Tini Areces como contrincante en el PSOE, las cosas han cambiado.
Pero la ‘guinda’ la ha puesto el propio
Cascos con su “arrogancia y altanería”, según lamentan diputados que, dicho sea de paso, no veían con malos ojos la posibilidad de que se presentara. Y es que el ex ministro no se ha cansado de enviar ‘recados’ a Génova por medio de diputados afines, como
Isidro Fernández Rozada, ex presidente del Parlamento asturiano, para dejar claro que “los que deben llamar a la puerta son ellos” y no al revés.
En donde más oposición ha encontrado Cascos ha sido en Gijón, empezando por su presidenta
Pilar Fernández Pardo - y posible candidata al Principado-, que pasó de ser una de sus ‘fieles’ a su principal enemiga y rival interna. Hasta el punto de que Cascos se dio de baja como afiliado de esta agrupación y se registró en Madrid, en donde reside desde hace muchos años.
Homenajes al ex ministro
Para frenar a sus detractores, los casquistas iniciaron una frenética actividad promoviendo varios ‘homenajes’ al ex ministro que cada día se iba creciendo más y más aunque públicamente nunca se ha postulado para ocupar la cabeza de cartel asturiana. Hubo dirigentes que incluso llegaron a sugerir que un grupo de notables del partido – como Arenas, Cospedal o
González Pons- debería haber ido a buscar a Cascos para pedirle que se presentara “como pasó en Perbes cuando destacados dirigentes de entonces fueron a visitar a
Fraga para convencerle que debía apoyar a
Aznar – y no a Isabel Tocino- para presidir el partido”."El colmo, vamos", replicaban en privado destacados dirigentes nacionales.
Así las cosas, la situación ha llegado a tal extremo que en el PP asturiano han llegado a la conclusión de que la posible candidatura de Cascos “dividía más que unía” al partido, y recordando lo que ocurrió con Sergio Marqués, la ha paralizado.
En Génova, en donde Mariano Rajoy no ha movido ni un dedo por el ex ministro, han conseguido el objetivo de frenar la “marea” a favor de Cascos. Y es que el líder del PP no olvida las ácidas críticas que le dirigió el ex ministro asturiano cuando formó su primer equipo de trabajo y, entre otra ‘perlas’, llamó “novicia” a
Sáenz de Santamaría: “los noviciados y los catecumenados se hacen en la bancada y no en puestos de responsabilidad”, sentenció. Además opinó que “con afinidades personales no se gana, sino con un mensaje claro transmitido por personas convincentes, con prestigio y experiencia". Aquellas declaraciones y sus extrañas maniobras para regresar a la arena política por la puerta grande le han pasado ahora factura.
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