Durante un encuentro con los medios, el director general de Barceló Hoteles para Europa y la Cuenca Mediterránea, Antonio Domenech, reveló que la compañía decidió dejar de trabajar con Marsans a finales de 2008, dos años antes, cuando tuvo la certeza de que los resultados que presentaba no eran "adecuados, ni normales" e indicaban "una muerte anunciada".
No obstante, dado que la cuenta de Marsans suponía entre siete y ocho millones de euros, la compañía decidió seguir operando con el grupo, propiedad entonces del todavía presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, y de su socio Gonzalo Pascual, tras llegar a un acuerdo con los dos empresarios y mediante una operativa "complicada" que funcionó durante 14 meses.
De esta forma, al margen de la deuda "testimonial" contraída por Air Comet, se acordó continuar operando con Viajes Marsans mediante pagarés avalados personalmente por los dos empresarios hasta este año, cuando de forma definitiva zanjaron su relación.
"Había que correr el riesgo y ha salido relativamente bien", señalan desde Barceló, para reconocer que la pérdida de confianza del grupo Marsans en los últimos años había ido aumentado y que lo ocurrido ha hecho "mucho daño" al sector turístico.
Viajes Barceló, la división de viajes de la cadena hotelera Barceló, registró un incremento del 25% en sus ventas al mes desde que empezaron los problemas para el grupo Marsans hasta su cierre, aunque la mayor parte del pastel de su cartera de clientes se distribuyó entre El Corte Inglés, el grupo Orizonia o Carlson Wagonlit Travel (CWT).
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