Caza de brujas contra Vadillo

La inyección de moral y autoestima que ha supuesto para los socialistas vallisoletanos el nombramiento de Mario Bedera como Secretario de Estado de Educación se ha solapado con el cainismo mostrado por un sector del partido contra el subdelegado del Gobierno, Cecilio Vadillo.

Una vez más se cumple aquello de que en política hay adversarios, enemigos y compañeros de partido. Y algunos de estos últimos claman represalias contra Vadillo por su negativa a asumir la candidatura a la alcaldía de Medina del Campo. Para ellos dicha renuncia supone poco menos que un delito de lesa traición contra el partido por el cual el subdelegado debería ser condenado al ostracismo,

La verdad es que el único delito cometido por Vadillo ha sido el de considerar que presentarse a alcalde de un municipio diferente al de su residencia no resulta respetuoso para los ciudadanos. Un gesto cabal que tiene mucho mas de generosidad que de egoísmo, ya que la oferta recibida conllevaba un puesto de salida (el numero dos) en la candidatura socialista a las próximas elecciones autonómicas. Para el subdelegado, que corre el riesgo de perder el cargo en las siguientes generales, lo más cómodo hubiera sido aceptar esa oferta, que le garantizaba como mínimo ser concejal y procurador durante los próximos cuatro años. Y, sin embargo, dentro de su partido hay quién pretende crucificarlo, utilizando la patraña de que se ha negado a ser candidato porque no le han concedido no se sabe qué contrapartidas.

El comportamiento de Vadillo no debería erosionar su figura política, sino todo lo contrario. Era y es uno de los mejores activos del PSOE vallisoletano, lo cual quizá explique ese mezquino intento de caza de brujas desatado contra él.