Las amistades peligrosas

De pronto, como por arte de magia, resurgido de sus propias cenizas, se ha convertido en el icono del socialismo hispano. Es el gran hacedor, el mandamás, el presidente "in pectore" de un Gobierno agotado. De hecho, desde que tomó posesión como vicepresidente primero y portavoz, además de mantener la cartera de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba se ha convertido en el jefe del Ejecutivo, mientras Rodríguez Zapatero pasa a un segundo plano y evita protagonismos innecesarios que deterioren aún más su ya ajada imagen. Todo parece indicar que el señor Pérez será el sustituto del señor Rodríguez en la candidatura a la Presidencia del Gobierno en las próximas elecciones generales que tienen muchas posibilidades de celebrarse antes de la fecha prevista (marzo de 2012).

Hasta aquí es algo sabido en lo que coinciden muchos analistas políticos. Pero es que hay más. En el último mes, Pérez Rubalcaba está llevando a cabo una amplia gira por las principales comunidades autónomas con el fin de revitalizar la imagen del Gobierno -hay que reconocer que es todo un experto en esta materia- y, de camino, la suya propia. Esta misma semana ha estado en Andalucía -no hay que olvidar que es diputado "paracaidista" por Cádiz- y ha participado junto al presidente de la Junta, José Antonio Griñán, llamadme Pepe, en una serie de actos y acuerdos que intentan recomponer y darle aire a la actual atonía del Ejecutivo andaluz que está en sus horas más bajas.

El análisis de situación que ha hecho Ferraz sobre el panorama político español pasa porque el anunciado hundimiento del PSOE en Andalucía no se produzca o, al menos, no en los términos que auguran las encuestas. El aviso dado a Montilla en Cataluña ha hecho reaccionar a las cabezas pensantes de Madrid y se han puesto manos a la obra. Si Zapatero es el problema, dicen, anulémoslo y coloquemos a Pérez Rubalcaba como la gran esperanza blanca. Dicho y hecho. La pompa y el boato con que fue recibido el lunes en Sevilla el vicepresidente del Gobierno en el Palacio de San Telmo, sede de la Presidencia de la Junta de Andalucía, hacía tiempo que no se veía. Griñán, del que Rubalcaba no hace demasiados halagos, es ahora el amigo íntimo que logra acuerdos con el Gobierno central, impensables hace tan sólo unos pocos meses. Dinero para viviendas, cesión del deslinde de Doñana, acuerdo para mantener los chiringuitos de la playa, más dinero para comisarías y para los municipios afectados por el temporal...Vamos que Rubalcaba aterrizó en Sevilla como si fuese Papa Noel, repartiendo regalos navideños a diestro y siniestro (la verdad sea dicha, más a siniestro que a diestro). Lo ha justificado el propio Alfredo:"Andalucía -afirmó- ha sido, es y será, una de las prioridades del PSOE". Y tanto, como que si pierden aquí, pierden en toda España.

No hay mal que por bien no venga, dice el refrán. Y bienvenidos sean los euros de los que Andalucía anda tan escasa, pero tomo prestado el título de la novela de Pierre Chardelos de Laclos, ya saben, las amistades peligrosas, para prevenir a Pepe Griñán de lo arriesgado que es en estos momentos apostar por alguna figura en alza en su partido. Él lo ha sufrido en carne propia con apuestas tan arriegadas como la de Rafael Velasco, así que debe andarse con cuidado. Parece claro que, en estos momentos, hay que alinearse con Pérez Rubalcaba, pero yo le aconsejaría que se guardase algún as en la manga. Queda aún mucho tiempo para las elecciones y conviene no perder el horizonte. Las amistades peligrosas, sobre todo cuando tienen un pasado bastante oscuro, acaban arrastrando a muchos al cementerio...político, claro.