Análisis: Pizarro se divorcia del gobierno andaluz

Mientras José Antonio Griñán evitaba ser fotografiado cerca del todavía alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, a quien le había hecho la cama para situar como candidato a uno de sus hombres, Juan Espadas, Manuel Chaves no dudaba en acompañarle a cualquier acto oficial e incluso a hacer de presentador en sus conferencias sin escatimar elogios a su labor en estos últimos doce años. Estas diferencias tan ostensibles, este pulso tan a la vista en una cerrada sociedad como la sevillana, dieron lugar a una serie de especulaciones en las que Griñán siempre ha aparecido como el perdedor. De hecho, importante  voces dentro de su propio partido no dudaban en afirmar que jamás sería el candidato a la Presidencia de la Junta de Andalucía en las eleciones autonómicas de 2012. Era ese un ejemplo fehaciente de que las cosas entre los dos hombres más poderosos de Andalucía (uno gobernando desde dentro y otro desde fuera) no iban todo lo bien que muchos socialistas deseaban. Después de haberle elegido como sucesor, Manolochaves no entendía el golpe de mano de su amigo Pepegriñan forzando la celebración de un Congreso Extraordinario del PSOE andaluz para arrebatarle la secretaría general del partido. Ese fue su primer gran desencuentro que ha ido marcando el deterioro posterior de sus relaciones hasta llegar a una especie de odio declarado que ya nadie oculta. Griñán ha ido "moviendo fichas" en contra de su antecesor en el cargo hasta dejarle el terreno totalmente esquilmado. Como el caballo de Atila, donde ha puesto su mano, no ha vuelto a crecer la yerba chaviana. Deshizo la Ejecutiva regional apartando a toda la "vieja guerdia" e incorporando a jóvenes promesas del nuevo socialismo que no siempre le han dado buenos resultados; impuso sus listas a las municipales en las grandes capitales andaluzas sin tener en cuenta la opinión de las Ejecutivas provinciales, y, por último, dejó como un mero testigo de cargo al hombre de Chaves en Andalucía, Luis Pizarro, como consejero de Gobernación y Justicia, pero sin poder dentro de un partido que hasta entonces había manejado a su antojo desde su cargo orgánico de secretario de Organización y vicesecretario general. En el fondo, lo que Griñán ha pretendido y parece haber conseguido en parte, es acabar de un plumazo y con una rapidez inusitada para un partido tan anclado en el tiempo,  con toda una generación que ha controlado el PSOE de Andalucía, y por ende a la propia Junta, desde hace veinte años. La dimisión de Luis Pizarro la achacan oficialmente al desaire por el inminente cese del delegado del Gobierno autonómico en Cádiz, Gabriel Almagro, un hombre cercano al consejero de Gobernación y al secretario general de los socialistas gaditanos, el díscolo González Cabañas, mano derecha de Pizarro en la provincia. Las relaciones entre González Cabañas y Griñán siempre han sido tensas desde que rechazara publicamente el ofrecimiento del presidente de la Junta y secretario general del PSOE-A, de pertenecer a la nueva Ejecutiva Regional surgida del Congreso Extraordinario. Después del intento González Cabañas de plantear una lista alternativa para el Ayuntamiento de Jerez de la Frontera con González Fustegueras al frente en lugar de la actual alcaldesa, Pilar Sánchez, apoyada por Griñán, éste parece haber decidido cortar de raíz cualquier sublevación provincial y nada mejor que forzar al "submarino de Chaves" en el Consejo de Gobierno y "alma mater" de todas esta revuelta, a presentar su dimisión. Se abre ahora una importante crisis en el seno del PSOE andaluz con al menos cuatro Ejecutivas Provinciales, Cádiz, Jaén, Málaga y Almería, enfentadas a la Regional que sólo parece contar con los apoyos, cada vez más débiles, de Córdoba, Huelva y parte de Sevilla. Con Chaves y Zarrías moviendo los hilos en Madrid y Ferraz, la apuesta de Griñán por seguir mucho tiempo en el cargo es bastante arriesgada, sobre todo si, como todoparece indicar, el asunto de los EREs fraudulentos acaba afectándole directamente. Una cosa es segura. Griñán podrá seguir siendo el presidente de la Junta, pero poindría la mano en el fuego que con la dimisión de Pizarro, ha quemado todas sus naves para intentar ser el candidato a la Presidencia. O eso, o, quizás ¿por qué no?, una propuesta de primarias en Andalucía a imagen y semejanza de lo que va a ocurrir a nivel nacional. Sería curioso ver un pulso entre Pepe Griñán y Mar Moreno por el puesto. Habrá que estar atentos. Lea también: El actor Willy Toledo irá en la candidatura de IU-CA a la Alcaldía de El Coronil