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Proyecto Alensdoy, flamenco como integración social para jóvenes

Proyecto Alensdoy, flamenco como integración social para jóvenes

lunes 25 de abril de 2011, 14:39h
La empresa Soniquete Alendoy S.L. nace de la unión de dos personas muy vinculadas al flamenco de Jerez y con una amplia trayectoria de trabajo: Carlos Gonzalez Pantoja:   emparentado con las grandes dinastías flamencas de Jerez de los Morao, Terremoto, inicia el primer taller flamenco en la peña Terremoto de Jerez en el año 2004. Desde entonces ha venido realizando una continuada labor de trabajo con chavales jóvenes para ir gestando el grupo Soniquete y otros proyectos. Josema García-Pelayo es productor y compositor y tiene su propio estudio de grabación situado en pleno centro de Jerez. Comenzó su andadura en el año 1997 grabando música  para televisión y realizando producciones discográficas. Desde entonces y hasta hoy el 85 % del trabajo realizado en el estudio está directa o indirectamente vinculado al flamenco y a los artistas de Jerez. La empresa SONIQUETE ALENDOY es hoy la propietaria del nombre SONIQUETE,     que nace con la pretensión de ser una formación abierta donde entren y salgan los jóvenes artistas que vayan creciendo al amparo de los talleres flamencos organizados por SONIQUETE ALENDOY y en colaboración con el Ayuntamiento de Jerez. Fruto de estos años de trabajo nace la primera formación de Soniquete formada por 8 miembros entre los que se incluyen cantaores/as, guitarristas, percusionistas y bailaoras. En Febrero de 2010 se publicará su primer disco con la compañía Bujío. Además, la empresa trabaja en la actualidad con otras cinco jóvenes promesas con la grabación de una maqueta para su presentación ante otra compañía discográfica.                       Cuando los niños en la escuela...        ...estudiaban pa´l mañana....         ...mi niñez era el compás     Quedan ya lejos aquellas historias sobre niños flamencos que se buscaban la vida cantando o bailando por las calles para procurar un mínimo sustento. La de aquel Terremoto de Jerez, al que entonces conocían como el Perillo y, en compañía de Romerito, bailaba en los mostradores de los tabancos jerezanos por unas perras chicas. O las acometidas de un vagón a otro de Antonio Núñez Montoya “Chocolate” haciendo algún fandango para deleite de los pasajeros y alivio del bolsillo propio. Y qué contar de las correrías de los niños Alonso Núñez “Rancapino” y José Monge Cruz “Camarón de la Isla” por ferias y ventas buscándose la vida...     Seguro que todas esas vivencias dejaron un barniz en sus expresiones, pero el tiempo y la sociedad han cambiado. Por suerte, los niños están donde deben: “estudiando pa´l mañana”. No obstante, hay algunos cuyo juego principal es el compás. Es hermosa la frase y flamenca: niños que todavía juegan con el compás, al compás y desde el compás cuando más de media civilización humana de la pequeñita absorbe sus sesos en la play.     Lo que ha logrado Carlos González Pantoja y Estudio LaBodega con este grupo de niños es mucho más importante de lo que parece. Gracias a su esfuerzo ha conseguido recuperar una vieja tradición jerezana, la de los niños saliendo del colegios para disponerse a jugar haciendo palmas por bulerías. Es decir, asimilar el compás verídico desde el iniciático ser que llevamos dentro.  Tal vez por eso llevan el nombre de “Soniquete” que aquí, en Jerez, denominamos a ese swing característico que lleva el ritmo de la bulería     Ellos son la yema que acaba de salir en las cepas de nuestros cantes. Todos sus integrantes son hijos y nietos de grandes sagas jerezanas, que son imposible de separar de cualquier hito artístico de la ciudad del vino: los hay de los Morao, de los Jero, de los Mijitas, de los Sorderas, de los Terremotos, de los Tomasitos... Ilustres personajes chicos que han heredado una forma de vida, aún en los confusos tiempos que nos asisten, y la mantienen, de momento jugando al “sal que te ví” con los duendes, que ya luego se podrán la piel áspera de soleás y siguiriyas, que ya algunos apuntan.     Larga vida por tanto al proyecto. Por que este disco que tienen en sus manos es la feliz consecución de muchos años de trabajo para crear ese clima propicio en el que la niñez empieza a despertarse con la magia del ritmo y el compás, que son los más altos valores de esta filosofía de vida que llamamos flamenco. Desde estas premisas, ellos son un claro de ejemplo de resistencia romántica ante la tecnología que nos devora. Una ventana abierta donde entra el fresco como un rocío mañanero, que diría Luis el de la Pica.     En definitiva, un sueño hecho realidad con mucho Soniquete.                         José María Castaño.
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