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Escena de la obra de teatro 'Camargo'
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Escena de la obra de teatro 'Camargo' (Foto: Teatro Español de Madrid)

Crítica de la obra de teatro 'Camargo': ola de terror

domingo 05 de mayo de 2024, 12:11h

Si ayer mismo comentábamos en estas páginas Historia de una oveja (Naves del Español en Matadero), una excelente propuesta colombiana de teatro, hoy vamos con una segunda y del mismo país hermano, ‘Camargo’, con dramaturgia y dirección de Johan Velandia, también protagonista del montaje junto a María Fernanda Fabre, Natalia Coca y Nelson Camayo. 'Camargo' se representa únicamente durante cuatro funciones en la Sala Principal del Teatro Español de Madrid.

De la hondura, el estremecimiento, el rechazo y hasta el sobrecogimiento rayano en el pavor que genera unas propuestas teatrales como esta hablan, al menos, tres datos. El primero es la propia naturaleza de la misma, los acontecimientos que se representan, una historia basada en hechos reales sobre los más de 150 asesinatos cometidos entre 1984 y 1986 de niñas y adolescentes ecuatorianas, colombianas y brasileñas a manos de un sólo hombre, el colombiano Daniel Camargo Barbosa.

Pero hay dos más, directamente derivadas de la fuerza, el acierto de la puesta en escena y el estremecimiento que La Congregación Teatro, esta estupenda compañía colombiana, ha sabido impregnar a su propuesta, hasta el punto de que más de hora y media después de comenzada la representación y cuando las luces funden finalmente a negro, aún tienen que pasar unos interminables momentos (¿segundos, minutos? No lo sé…), para que el público reaccione con un cerrado y más que merecido aplauso a todo el elenco y equipo artístico. Y, como no hay dos sin tres, la última habla de lo mismo, la tensión, la concentración y el silencio generados en el espectador por cuanto se vive en escena, que impide a los 16 espectadores/comensales reunidos en torno a una larga mesa situada en el mismo escenario del Teatro Español que, a pesar de que son invitados a degustar algún dulce, panecillo y bebida por los actores, ninguno de ellos se acerca siquiera a tocarlos.

Johan Velandia, además de dirigir y escribir la pieza, se mete magistralmente en la piel de Camargo desde su infancia atravesada por la más cruel represión (lo obligaban a ir vestido de niña, Daniela, al colegio salesiano al que acudía…), hasta la vejez, tras haber pasado por varias cárceles y haber protagonizado también algunas fugas, y descubrirlo al final de sus días evocando sus crueles violaciones, sus abusos y sus asesinatos que justificaba con la naturalidad de un inocente viejecito: "… Hay personas que venimos al mundo para enseñar que el mal existe".

Y, junto a Velandia, impresionantes también las fascinantes interpretaciones de María Fernanda Fabre, como la mujer de Joaquín Camargo, el padre de Daniel, tratando de dominar al niño con gritos desaforados y forzadas lisonjas; Natalia Coca, como Berenice, la criada de la familia, y Nelson Camayo, el burlado policía Noguero, y como Joaquín Camargo.

La larguísima mesa en donde están congregados los comensales está vestida con unas faldas hasta el suelo y cubiertas por un par de manteles que las dos actrices levantan en sendos momentos de la representación. Sirve, además, para que María y Natalia la recorran por debajo y hasta aprovechen para cambiar de vestuario y de personaje antes de salir de nuevo a la vista del público. Los dos extremos de la mesa son ocupados frecuentemente también por los actores que, al tiempo, no paran de moverse alrededor de ella e interactuar puntual y metateatralmente con los espectadores buscando las palabras justas que quieren utilizar para revestir el relato con la mayor concreción posible. Completan la escenografía dos paneles blancos laterales con decenas de fotos de las chicas asesinadas. El espacio escénico es también obra de Johan Velandia, el diseño de vestuario es de Ana Velandia, y el de iluminación de Maicol Mediana.

La fuerza expresiva del elenco es proverbial, como lo son también la fuerza de sus palabras y su extrema capacidad de mimetizarse con sus personajes. Es un placer inusual por estos lares advertir que es posible que todos los integrantes de un elenco hagan olvidar al público que no está delante de actores sino de personajes vivos, verdaderos, reales, que exhalan maldad como Camargo, inseguridad y violencia como la mujer de Joaquín Camargo, inocencia y candor como Berenice, o machismo generacional como Joaquín y el Policía engañado por el asesino Daniel.

Una verdadera, estremecedora y emocionante lección de teatro seguida a veces a menos de medio metro de los actores y, por si sólo esa circunstancia no bastara, además, sobre las mismas tablas del escenario del teatro madrileño que preside la Plaza de Santa Ana desde hace más de cuatro siglos de historia escénica. Inolvidable.

Ficha de técnica 'Camargo'

Dramaturgia y dirección Johan Velandia

Con María Fernanda Fabre, Natalia Coca, Nelson Camayo y Johan Velandia

Diseño de vestuario: Ana Velandia

Diseño de iluminación: Maicol Mediana

Dirección de arte: Johan Velandia

Asistente de dirección: Camilo Martínez

Una producción de LA CONGREGACIÓN

Teatro Español, Madrid

Del 2 al 5 de mayo de 2024

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)

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