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Dice que es una persona "buena y bondadosa"

11-M: El defensor de Granados dice que su cliente fue utilizado por Trashorras

viernes 29 de junio de 2007, 13:15h
El abogado Miguel García Pajuelo, que defiende al joven asturiano Iván Granados, calificó a su cliente como una persona "buena y bondadosa" pero con un carácter gregario e influenciable que propició que "fuera utilizado" por José Emilio Suárez Trashorras que hizo incluso uso de su teléfono móvil para efectuar distintas llamadas desde el mismo. "Era tendente a pedirle el móvil de manera rutinaria", explicó y concretó que su cliente no pedía explicaciones dando prueba de una confianza que traicionó el ex minero.
Por ello, el letrado destacó que Granados no es el autor de las llamadas efectuadas desde este aparato a Jamal Ahmidan, alias "El Chino", y al Inspector Jefe de Estupefacientes de Avilés, Manolo García, conocido como Manolón, que figuran en los registros policiales. Dijo que su cliente mantenía con Suárez Trashorras una "mínima relación de amistad" que finalmente resultó ser inexistente dado que "le utilizó dada su personalidad".

Confirmó, por otra parte, que su defendido implicó a otro de los acusados Raúl González, conocido como "El Rulo", porque durante una de las declaraciones efectuadas cuando se encontraba detenido y en la que no contaba con la asistencia de un letrado le ofrecieron darle una pizza para cenar y le dijeron que le iban a poner en libertad. "Mi cliente accedió", agregó el abogado que recordó que en aquel momento Granados sólo tenía 21 años. Por ello, solicitó que esta declaración sea tenida como "nula".

El abogado destacó que su cliente se negó a efectuar un viaje a Madrid a propuesta de Suárez Trashorras y destacó que lo único que hizo fue acompañarle en una ocasión a un lugar conocido como "el mirador" después de que el ex minero le dijera que había quedado con una persona que debía darle un CD sobre caza. Su cliente -dijo- no sabía que ese paraje se encontraba en las cercanías de Mina Conchita ni que su amigo pudiera estar traficando con explosivos.

Reprochó, además, a Fiscalía que partiendo de esta única acción deduzca la comisión de tres distintos delitos por parte de su patrocinado: que le acompañara mientras robaba explosivos, que como se negó al viaje Suárez Trashorras se lo propuso al menor conocido como "El Gitanillo" y que le acompañó en otra ocasión a Mina Conchita cuando el ex minero contactó con "El Rulo". Así, se preguntó "cómo se puede sacar tanto partido de una sola acción" y resaltó que el Ministerio Público no cuenta con otro elemento acusatorio que este.

Iván Granados está acusado de los delitos de asociación ilícita y de suministro de explosivos, por los que la Fiscalía pide en su caso un total de 4 años de prisión. Granados colaboró, según considera acreditado la fiscal Olga Sánchez, en el robo de la dinamita utilizada en los atentados del 11 de septiembre de 2004, desde Asturias hasta Madrid.

Granados acompañó, según el escrito de conclusiones preliminares de la Fiscalía, en una ocasión a José Emilio Suárez Trashorras a Mina Conchita donde éste último cogió explosivos mientras el acusado vigilaba. García Pajuelo dijo que su cliente "ha transitado por la calle de la amargura durante los últimos tres años" y destacó que siempre ha condenado los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid y ha mostrado su solidaridad con las víctimas.

Slimane Aoun no llamó a el "Chino", según su abogado

El abogado Cristóbal Gil del Campo, defensor de Mahmoud Slimane Aoun, descartó esta mañana que su representado sea culpable de los delitos de los que se le acusa e indicó que la principal prueba en su contra, el registro de las llamadas efectuadas a Jamal Ahmidan, alias "El Chino", no es correcto ya que de los 140 contactos que figuran en el listado sólo 95 fueron efectivos.

El letrado aseguró que de los procesados sólo conoce a Abdelilah El Fadual El Akil y de los suicidas de la casa de Leganés a Ahmidan. Destacó también que no acudió a ninguna de las viviendas relacionadas con los atentados y tampoco se le vio en otros escenarios como Asturias, el río Alberche o los encuentros en la Mezquita de la M-30.

Mahmoud Slimane Aoun, alias "Gabi", está acusado de colaboración con organización terrorista y falsificación de documentos. Según considera acreditado la Fiscalía, que solicita 13 años de prisión en su caso, se dedicaba a la manipulación de documentos y mantuvo con Jamal Ahmidan alias "El Chino", contactos telefónicos fluidos. Además, la policía localizó en su domicilio anotaciones manuscritas con los números de teléfono del suicida.

La fiscal Olga Sánchez considera especialmente significativos los contactos mantenidos el 28 de febrero, fecha en que se produjo el viaje de los terroristas a Asturias para sustraer presuntamente los explosivos. "Gabi" mantenía también relación telefónica con el procesado Abdelilah El Fadual El Akil, al que prestó ayuda en numerosas ocasiones llevándole a los lugares a los que se desplazaba.

Además la policía identificó contactos telefónicos con Mohamed Oulad Akcha, uno de los suicidas de Leganés, a principios de marzo de 2004. Las investigaciones sobre estas conversaciones telefónicas revelan que la tarde del 11-M estuvo en la zona de Morata de Tajuña y el 13 de marzo en Leganés.

El abogado descartó la acusación de falsificación de documentos y alegó que su cliente únicamente tiene dos dedos, cosa que le imposibilita para realizar labores de falsificación. Destacó que la documentación que se le incautó y que presuntamente estaba destinada a ser modificada para su empleo por parte de "El Chino", estaba a su nombre y llevaba su fotografía.

Justificó además su presencia en la BTS de Leganés asegurando que el vivía en las cercanías y que se movía con frecuencia por las localidades de Getafe, Fuenlabrada y la citada localidad ya que acudía con su mujer a un centro comercial conocido como Parquesur.

El letrado recordó que el juez instructor Juan del Olmo dejó a su defendido en libertad bajo fianza aunque Slimane Aoun no pudo reunir el dinero necesario para el pago lo que le obligó a permanecer en prisión. El acusado siguió el informe de su abogado con evidente angustia, manteniendo durante su desarrollo la cabeza entre las manos.
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