La dimisión de Borrell, un precedente inquietante para Rubalcaba

El procesamiento de tres importantes cargos del ministerio de Interior en el caso Faisán, entre ellos el ex Director General de la Policía, Víctor García Hidalgo, no solo ha caído como un jarro de agua fría entre los miembros del equipo del candidato del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba,  sino que ha provocado una gran preocupación por la ofensiva política que va  redoblar el PP al hilo de este espinoso asunto. De hecho, nada más conocerse el auto del juez Ruz, la portavoz parlamentaria Soraya Sáenz de Santamaría exigió la renuncia del candidato socialista por considerar que está “incapacitado” para ocupar cualquier  cargo público pese a que ni siquiera se le menciona en el auto. Pero,  ¿y si el juez decidiera llamar a declarar a Rubalcaba como testigo dado que llegó al ministerio justo un  mes después de que se realizara el presunto chivatazo a la banda terrorista?. Esta hipótesis no sería muy agradable para Rubalcaba y le complicaría la campaña. Pero lo que en el PSOE no quieren  recordar en estos delicados momentos es que en el partido hay un precedente  ‘inquietante’. El caso de Josep Borrell que después de ganar las elecciones primarias al entonces secretario general del partido, Joaquín Almunia,  para ser el candidato a la presidencia del Gobierno, se vio forzado a dimitir tras destaparse 'repentinamente' el caso de dos antiguos ex altos cargos de Hacienda en Cataluña que defraudaron cerca de 500 millones de pesetas al fisco cuando él era el titular de esa cartera. Un caso que comparado con la trascendencia política que tiene el  presunto chivatazo a ETA, parece ahora una broma de mal gusto para Borrell al que algunos de sus compañeros le hicieron la vida imposible, según reconoció posteriormente él mismo.