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Presidente y número 1 al Congreso, respectivamente

Junqueras y Bosch liquidan definitivamente a la ERC tripartita

Junqueras y Bosch liquidan definitivamente a la ERC tripartita

La candidata del nuevo mandatario a secretaria general, Marta Rovira, avalada con el 89,9 por ciento de los sufragios

domingo 18 de septiembre de 2011, 02:16h

Más vale tarde que nunca. Esto debe haber pensado un grueso importante de la militancia de ERC cuando, este sábado, ha visto como Oriol Junqueras devenía presidente de la formación, con un 92 por ciento de los votos, y Alfred Bosch era designado candidato republicano para el Congreso con un 65,8 por ciento de los votos. Y, aún más, la candidata del primero para la secretaría general, Marta Rovira, ha obtenido el 89,9 por ciento de los votos. El primer nombramiento estaba cantado; el segundo, prácticamente también. Y ello ha respondido a los votos de unos afiliados a los que, en una parte importante, molestó la creación del primer tripartito e indignó definitivamente la determinación por el segundo. Hoy, con su voto en las elecciones primarias impulsadas por la formación, han hecho tabla rasa de ese molesto pasado apartando al último reducto que quedaba del mismo, el diputado en el Congreso Joan Ridao.

Atrás quedan ya para el catalanismo los viejos tejemanejes utilizados por quienes mandaban en ERC en su día para justificar su opción de dar un Gobierno de la Generalitat a un partido con dependencia del PSOE español -el PSC- antes de buscar el refuerzo del nacionalismo catalán. Aquellas vagas excusas, de formato imposible, que argumentaban Josep-Lluís Carod-Rovira o, posteriormente, Joan Puigcercós, en calidades temporales de presidentes de la formación han quedado definitivamente enterradas: porque, eso y poco más, eran las supuestas aventuras de atraer a sectores del PSC al nacionalismo o de explorar posibles cambios de chip en los cinturones industriales catalanes para convencerlos de las bondades de la independencia. Esta excusas, porque sólo eran esto, aunque pretendieran convencer, sólo amagaban un deseo. Partidista, que no en clave de nación: descabalgar a CiU como referente catalán. Pero este sábado, la militancia se ha tomado su justa revancha y ha puesto a todos en su sitio. Los tripartitos y las alianzas antinaturales -para un partido que se llama independentista- con España, se pagan. Y este sábado -como decía la profesora de la serie Fama- se han empezado a pagar. Y ahora, ¿hacia dónde irá el catalanismo? Pues, un principio de unidad -dentro de lo que quepa- es posible y, de hecho, CiU aventuraba la opción en estos últimos días. Si se analiza la figura del historiador Oriol Junqueras, se puede llegar a la conclusión de que no es identitario -negación ésta que haría muy felices a los antiguos dirigentes republicanos, tan dados a la confusión entre independentismo y nacionalismo, que decían que no era lo mismo- pero sí avalador de unos valores. Su discurso hace hincapié en que toda sociedad se refuerza por los cambios que se introducen en la misma pero existe un a realidad troncal a partir de la cuál se va sumando. Parecida filosofía tenía el antiguo conseller de Cultura Joan Manel Tresserras, por cierto. Es decir, integración, que no es lo mismo que multiculturalismo. ¿A quién recuerdan estos postulados? Efectivamente, a los de un Jordi Pujol -su 'pal de paller' o, casi, demiurgo, eran esto- que ha dejado esta porción de su legado a la CiU actual. La voluntad de crear conflictos de identidades, hoy en día en Cataluña, queda de la mano de una Carme Chacón que vertebra todo su discurso ante la militancia del PSC en castellano, o de Alícia Sánchez-Camacho -ya veremos con Jorge Fernández Díaz-, por si puede pescar entre aquella ceguera izquierdista que ve en Chacón una adalid del nacionalismo. Claro, el panorama descrito también contiene sus peligros para la nueva ERC. Un hipotético seguidismo excesivo de CiU podría conllevarle a los mismos problemas de minimización que, de hecho, conllevaron la apuesta tripartita de la anterior. Y la tentación para evitar el extremo es incidir en el aspecto económico, que tantos réditos puede conllevar hoy en día. Sin duda, la antigua ERC -y ahí otro de sus errores- buscando su espacio hizo una apuesta, casi antinatura por el verdadero historial de la formación, por una aproximación al izquierdismo decimonónico de ICV, tal vez para contentar a las emergentes juventudes de la formación. La nueva parece estar tocada por el realismo, de modo que, tal como avanzaba este viernes el propio Oriol Junqueras, se centrará más en sacarle los colores a CiU si ésta no apuesta en firme por sus promesas -pacto fiscal, Concierto Económico, o llámesele como se quiera- que no en infantilismos de propuestas irrealizables. Y éste puede ser uno de los aspectos en los que el marcaje de ERC recuerde a CiU que no puede dimitir de sus objetivos. So pena de que le saque los colores... Y los votos en un futuro.
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