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Golpe de Estado

Golpe de Estado

En un libro publicado en 1931, que  se tituló “Técnicas del golpe de Estado”, Curzio Malaparte afirmaba que el golpe de Estado no es un fenómeno político, sino una actividad de carácter técnico, perteneciente al dilatado dominio de las técnicas de toma y conservación del poder. Pero ¿qué es un golpe de Estado? es una operación ilícita que se realiza desde “arriba”, es decir, desde los aparatos de poder, y ordinariamente se dirige contra el titular legítimo del órgano estatal más importante: el poder ejecutivo, con el objeto de sustituirlo. Otros autores lo caracterizan además por la forma secreta de su preparación y la forma rápida y violenta (a menudo cruenta) de su ejecución. Entonces parece evidente que para el éxito de la operación golpista, la utilización de los instrumentos del poder estatal es fundamental (información, personas comprometidas y Fuerzas Armadas). Por lo tanto tendrá que obedecer a las  dos ‘reglas de oro’ que menciona Curzio Malaparte: sigilo en la preparación, celeridad y eficacia en la ejecución; y las tácticas conspirativas y militares más adecuadas, según el momento y el lugar. Hemos visto cómo se prepara y se ejecuta un golpe de Estado; por lo tanto la teoría del intento de golpe de Estado esgrimido por el gobierno de Correa, simplemente es fantasioso, lo mismo lo del secuestro e intento de magnicidio. La información sobre el malestar en los cuarteles militares y policiales -la homologación salarial no se había cumplido en su totalidad- no era ningún secreto, bastaba leer los diarios días antes del 30-S, para que el servicio de inteligencia procese esa información y oportunamente se tome las medidas para neutralizar ese malestar, malestar que se agravó con el veto presidencial a la Ley Orgánica de Servicio Público, aprobada por la Asamblea con la adhesión de 108 asambleístas, “Ejemplo de trabajo consensuado”, según su presidente. Pero a la hora de la verdad, la mayoría gobiernista se allanó al veto presidencial. La Ley aprobada abrumadoramente por la Asamblea y vetada por el presidente, entre otros aspectos señalaba: “La Policía y los militares se integran a la Ley de Servicio Público, respetándose el derecho que tienen a recibir condecoraciones, reconocimientos, porque ellos no cobran horas extras,  ni complementarias, tienen jornadas y horarios especiales”. Esto no  consideró el presidente, por lo tanto podemos señalar enfáticamente que este fue uno de los principales detonantes para la injustificada revuelta protagonizada por la policía y una pequeña parte de los militares. Además vale la pena recordar las declaraciones hechas durante el 30-S, entre otras, de conspicuos miembros del gobierno: A las 17:11, Doris Solís, ministra de la Política, aseguró a la cadena internacional de noticias CNN: “No se trata de un golpe de Estado, es una indisciplina evidentemente grave que ha movilizado al país, pero por un asunto de carácter económico y administrativo de un sector de la tropa”. A las 17:30, Miguel Carvajal, ministro Coordinador de Seguridad, expresó en una entrevista difundida a esa hora por la cadena gubernamental: “el Presidente no está secuestrado, él recibió atención médica en el Hospital de la Policía, está con guardia del servicio de seguridad presidencial y también con la atención de policías, por lo que no está secuestrado y, en el momento en que el Presidente y los médicos decidan que salga, pues saldrá”. En conclusión los argumentos sobre el intento de golpe de Estado, secuestro e intento de magnicidio se desvanecen, además no hay un ejemplo en el mundo que se haya dado un golpe de Estado sin el apoyo de los militares.