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El apagón y sus circunstancias

miércoles 25 de julio de 2007, 13:11h
   Las compañías eléctricas producen apagones que, con relativa frecuencia padecemos los usuarios. Barcelona acaba de sufrir uno de los más incómodos y prolongados, pero también tenemos experiencias similares en Madrid. Suceden, se padecen, provocan protestas, y no es siguiera frecuente que haya la menor disculpa del 'eléctrico' al usuario. Entre otras cosas, porque el 'eléctrico' está entretenido en compartir culpas contra otros 'eléctricos'.

   Ahora se culpa a Endesa por haber absorbido a FECSA, y se culpa a Red Eléctrica. Esta vez no hemos escuchado la voz de Manuel Pizarro, a menudo tan dispuesto a dar explicaciones, y Luis Atienza, de Red Eléctrica, ha ganado en presteza a su competidor descargando sobre él toda la culpa. Pero, ciertamente, al consumidor que se ha quedado sin servicios eléctricos, sólo en segundo lugar le preocupará quién es el culpable, y quién debe pagarle daños y perjuicios. Lo primero es lograr que regrese la luz, porque a estas alturas de siglo es  bastante poco explicable que una avería te haga retroceder a los usos y necesidades de hace siglo y medio o dos siglos.

   Muchos ciudadanos han querido protestar con el sonido de las caceroladas, que se ha hecho internacional en lo que a protestas se refiere. ¿Contra quién protesta el ciudadano, si escucha que sus autoridades más directas también protestan? Protestan los ciudadanos usuarios, y la titular de Industria, y el presidente Montilla y el ministro Clos. Todos dirigen 'arriba' su profunda indignación, suscitada por varias razones: primero y principalmente, por la falta de luz, obviamente, pero también, o más que nada, porque no saben quién es el interlocutor a quien pueden y deben protestar e incluso a quien podrían reclamar. Es lo que tienen los derechos adquiridos: Yo pago mi factura de la luz para garantizar un buen servicio, o por lo menos las mínimas explicaciones cuando ese servicio, por razones que han superado toda previsión, se ha interrumpido y ha cesado.

   Precisamente el hecho de que nadie se responsabilice, que nadie dé explicaciones, que nadie tenga nada que decir al usuario 'maltratado' resulta una afrenta tan estimable como la falta misma de servicio. No es por ello extraño que los ciudadanos, las asociaciones de ciudadanos consumidores, los partidos políticos eleven su protesta, aunque no sepan bien a quién deben hacerlo: compañías eléctricas, autoridades locales, autoridades nacionales. Hay tantos ante quien se puede reclamar que cada cual se excusa en el siguiente.

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