Miguel Sanz renovó mandato

Todo se ha desarrollado en el Parlamento navarro según las previsiones, y Miguel Sanz, tras esperar a una segunda y definitiva votación de mayoría simple y con el voto en blanco de los socialistas, ha visto renovado su mandato de presidente de la Comunidad Foral sin la mayoría de la que dispuso y disfrutó en la legislatura anterior. Eso sí, Miguel Sanz ha tenido que escuchar discursos escasamente amables de sus distintas oposiciones, los socialistas, Nafarroa Bai, Izquierda Unida, que con toda probabilidad le complicarán sustancialmente su nueva legislatura. No va a ser igual que la anterior, ni mucho menos. El propio Sanz, sabedor de las complicaciones que le espera, ya ha señalado que no descarta que tenga que disolver la cámara y convocar nuevas elecciones. Es su prerrogativa, y es la demostración de que esta legislatura será "distinta", muy distinta de la anterior, con mayoría absoluta. De entrada, Miguel Sanz, tal y como prometiera, ya ha hecho distintos "guiños" al PSN, con cuya colaboración le gustaría contar para disponer de una estabilidad que con bastante probabilidad echará de menos.

Los socialistas, tras la crisis suscitada y resuelta en la semana anterior, se ven en la necesidad de demostrar quiénes son y cuál es su juego. Y parece probable que Chivite sea muy poco contemporizador y amable con determinadas decisiones de Sanz. Las bases de su partido estarán también muy atentas para que sea una oposición "a cara de perro". La última demostración del descontento producido por el veto de Ferraz al pacto con NaBai e IU para constituir gobierno alternativo al de Sanz la han dado las juventudes socialistas de Navarra, con su dimisión en línea con la de Fernando Puras. Hay toda una rebelión contra Ferraz en el socialismo navarro, y no se duda de que esa militancia será muy exigente en la nueva etapa. El propio PSOE "de Madrid" -Blanco, Zapatero y la ejecutiva de Ferraz- no tendrán más remedio que mostrarse más receptivos con lo que piensan los socialistas navarros, esta vez despreciados y desconsiderados en atención a intereses electorales globales de futuro y a la estrategia nacional de aproximación a los nacionalistas vasco-navarros.

Sanz tendrá una nueva oportunidad, pero se cuidará mucho de repetir iniciativas y actuaciones como las de los cuatro años anteriores, cuando hizo de la oposición total a los socialistas el centro de su política, y cuando se permitió acusarles de todo mal, y esencialmente, de la "venta" de Navarra a Euskadi. Sería difícil, siquiera en este comienzo de la nueva legislatura, imaginar una nueva manifestación como la organizada y desarrollada en Pamplona, y en la que se expusieron las invectivas más severas y hasta los insultos más atrevidos contra el socialismo de Zapatero y de Fernando Puras