Una paliza de campeonato

Mola poco que Madrid se ponga incómoda y que unos militantes de un partido político, (en este caso de las Nuevas Generaciones del PP), no puedan celebrar un acto festivo porque les asalten la caseta. A uno de ellos le han dado una paliza.
Los que les agredieron en Alcorcón parece que residen en el Liceo Goya como okupas con derecho a cocina. Supongo que se habrán quedado contentos con la salvajada. Lo bueno que ha tenido Madrid es que uno ha podido militar, o pasear, sin que le amenazaran gravemente. Lo de Alcorcón pasa del límite y entra a formar parte de la delincuencia organizada. Un idiota llama a otro y así tenemos una cadena de imbéciles dispuesto a casi todo.

Es de esperar que la Justicia ponga en su sitio a los agresores y les quite las ganas de aporrear a nadie. Los políticos de todos los signos deberían condenar esta agresión que, además, se hizo portando banderas de la República, mancillando la tricolor en perjuicio de una mala causa. En realidad las agresiones no tienen bandera, en todo caso la de fondo negro con calavera y dos tibias cruzadas, la de los piratas.

La policía está para controlar los desmanes y para hacer cumplir la Ley. A veces cuesta trabajo pensar que no estén cuando se les necesita.
El miedo no es un elemento que ayude, muy al contrario.
Es lamentable, penoso, ruin y del todo cobarde.
A bofetadas no se construye nada.

Esperemos que Aguirre se lo comente a Zapatero para que le ponga las pilas a la Delegada del Gobierno. Nos ha costado un congo llegar a esta democracia como para que unos imbéciles quieran jugar a “kaleborrokos” en las calles de Alcorcón. Por ahí no, por ahí ni de coña.

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