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Repsol hace un repaso de las nuevas técnicas

Un horizonte no convencional

Un horizonte no convencional

Tras las aguas profundas de los océanos, la 'nueva frontera' en la búsqueda de hidrocarburos son los recursos no convencionales. Gas y petróleo más difíciles de extraer y muchas veces retenidos en yacimientos que se daban por agotados. En Estados Unidos, pioneros en su desarrollo, el shale gas supone ya un 22% de la producción y se estima que pueden representar más de la mitad de las reservas mundiales de crudo.
Los recursos no convencionales son hidrocarburos que se encuentran en unas condiciones que no permiten el movimiento del fluido, bien por estar atrapados en rocas poco permeables o por tratarse de petróleos de muy alta viscosidad.

Bajo este nombre se engloban distintos tipos de hidrocarburos gaseosos, como el shale gas (gas de esquisto), el tight gas (gas de formaciones dynamicas) o el metano contenido en capas de carbón.

También existen los crudos no convencionales, como el shale oil (petróleo de esquistos) o tight oil (petróleo de formaciones dynamicas). Igualmente, se incluyen en este tipo de recursos los crudos extrapesados y las arenas bituminosas u oil-sands.

Siempre estuvieron ahí, pero hasta ahora la tecnología y los precios no hacían viable su explotación. Para extraerlos se deben emplear nuevas técnicas, técnicas no convencionales, para liberar los hidrocarburos o para reducir su viscosidad y que así fluyan  hacia los pozos.

Una segunda oportunidad para yacimientos maduros

Gracias a la explotación de sus recursos de gas no convencional, EE.UU. ha pasado de ser un país netamente importador tener la perspectiva de ser autosuficiente. Reservas consideradas no explotables hace pocos años cubren hoy el 50% de la demanda de gas y, según la Administración de Información Energética de Estados Unidos (EIA), podrían ser suficientes para asegurar el abastecimiento del país durante más de un siglo.

En los años 80 se empezaron a aplicar en ese país nuevas técnicas en yacimientos que ya estaban en declino. Fueron necesarias dos décadas para empezar a ver los resultados. Pero ahora, muchos de esos viejos yacimientos han rejuvenecido y el petróleo y el gas que todavía esconden han disparado la producción y  las reservas. 

El éxito en EE.UU. ha sido tal que ahora se realizan prospecciones por todo el planeta y nadie en la industria de la energía quiere quedar al margen de este juego: "Esto no es una moda pasajera. El volumen de estos recursos es tan importante que va a justificar enfocarse en su desarrollo", afirma José María Moreno, director de Análisis Técnico y Proyectos Especiales de Repsol.

Tras EE.UU., Canadá inició su producción en 2005 y China, el pasado año. Junto a estos tres países, según los geólogos, las perspectivas más prometedoras están en Argentina, Australia y Sudáfrica. En Europa, señalan a Polonia y Francia. España no tiene un subsuelo que favorezca la acumulación de shale gas y, aunque se están realizando algunas exploraciones, no se esperan grandes resultados.

Nuevas técnicas de extracción

Más inaccesibles y dispersos, los recursos no convencionales han exigido que la industria cambiara sus modos de extracción. El alumno aventajado es el shale gas, también llamado 'gas pizarra' porque suele encontrarse atrapado o absorbido en este tipo de roca. Su producción ha sido posible por la combinación de dos de estos nuevos métodos: la perforación horizontal y la fracturación hidráulica.

Para liberar el gas retenido se perfora horizontalmente un pozo de unos 1.000 metros y se inyecta agua a presión hasta fracturar la roca. A continuación, se bombea material sólido granulado para mantener abiertas las fracturas. Con estas técnicas se consigue recuperar como media un 20% del recurso.

El shale gas requiere una explotación muy intensiva, porque "cada pozo muestra un pico inicial de producción seguido de un declino  bastante acusado, para estabilizarse en un caudal residual muy bajo en un tiempo muy corto", explica José María Moreno. Por esta razón, se realizan un mayor número de pozos que en una producción convencional, entre 8 y 16 pozos desde un mismo emplazamiento, lo que disminuye su impacto ambiental.

Argentina: unos comienzos prometedores

Argentina es otro de los países que pueden salir beneficiados de este 'boom' de los recursos no convencionales. Algunos de los campos allí operados por Repsol tienen unas condiciones geológicas muy parecidas a otros yacimientos ya en producción en EE.UU. que han mostrado retener todavía en su  'roca madre' grandes cantidades de hidrocarburos.

En Loma La Lata, en la provincia argentina de Neuquén, Repsol ha encontrado al menos 127 billones de metros cúbicos (bcm) de gas no convencional que pueden ampliar el horizonte de las reservas del país de 6 a 16 años.

Las perspectivas son prometedoras, pero la mayoría de los pozos están en fase de pruebas, y Moreno prefiere ser prudente: "El shale gas en Argentina todavía tardará en reemplazar a la producción convencional.  En los próximos años, habrá que compatibilizar su impulso con desarrollos convencionales".

En las formaciones Quintuco y Vaca Muerta, también en Neuquén, al suroeste de Argentina, Repsol acaba de anunciar otro descubrimiento, esta vez de petróleo no convencional.  Esta formación contiene al menos 150 millones de barriles de shale oil en recursos potenciales. Los pozos ya están dando unos caudales muy similares a otros campos análogos en Estados Unidos y Canadá, hasta ahora los únicos países con una producción significativa de este tipo de hidrocarburos.
Revolución en los recursos

El volumen estimado de los petróleos no convencionales es muy grande.  Las arenas bituminosas y el petróleo extra-pesado suponen más de la mitad de los recursos remanentes identificados. Si estos cálculos se confirman, Canadá, muy rico en estos hidrocarburos, pasaría a ser el país del mundo con mayores reservas de petróleo, superando a Arabia Saudí.

Este tipo de recursos puede suponer en las próximas décadas una aportación decisiva para el suministro mundial de energía. La irrupción del gas no convencional ha elevado las reservas mundiales hasta los 920 trillones de metros cúbicos, según datos de la Agencia Internacional de la Energía (AIE). Por comparar, España consumió en 2010 algo más de 34 mil millones de metros cúbicos.  Aunque no todo ese gas se logre recuperar, podría ser suficiente para abastecer al mundo los próximos 150 años.
  
En el horizonte ya aparecen nuevos recursos como el bitumen en carbonatos o los hidratos de metano alojados en el fondo marino. Todavía se investiga en un método económico para producirlos, pero ya se conoce el enorme poder energético que encierran. Todo indica, afirma Moreno, "que  gran parte de la producción de los próximos años vendrá, cada vez más, de yacimientos no convencionales".