www.diariocritico.com

Lourdes Carmona

El 15-M también 'se presenta' a las elecciones con la izquierda y la derecha

El 15-M también 'se presenta' a las elecciones con la izquierda y la derecha

martes 18 de octubre de 2011, 20:29h
Para muchos puede ser una exageración, incluso una barbaridad, afirmar que el movimiento 15-M ha puesto en jaque a los políticos. Posiblemente tengan razón, y no haya sido para tanto, lo que está claro es que este movimiento ha sido la primera piedra, una semilla que ha manifestado, cuanto menos, las paradojas de la soberanía popular. Esta exaltación se pone aún más de relieve después de la manifestación global del pasado 15-O, en la que indignados de los cinco continentes salieron a las calles para revelarse contra el sistema.

Vivimos en una democracia, pero, ¿somos tan libres como creemos? La democracia es un sistema político que nos llena de expectativas, nos hace creer que vivimos en una sociedad libre y que gozamos de los mismos derechos tanto gobernados como gobernantes. Nos llena de ideales, muchos relacionados con la autodeterminación, pero por desgracia, algunos forman parte de las ficciones de la democracia. Hasta cierto punto nos ayuda a estar tranquilos, a no pensar. Esto no significa que sea un ideal del que debamos prescindir, pero que tampoco refleja un hecho cierto o un derecho literalmente exigible. Buena parte de los debates que ha suscitado el 15-M han puesto de manifiesto las paradojas de la soberanía popular en la que vivimos.

Por un lado, el ideal de una democracia plena, el deseo de participación, la exigencia de una ratificación popular mediante referéndum, que la representación refleje con la mayor precisión posible a lo representado, mandatos más rígidos por parte de los electores, reivindicación de que los representantes cumplan lo que prometen... Desde esta aspiración, votar parece muy poco. Así es, no basta con acudir a las urnas cada 4 años los votantes, y lo que reivindica precisamente el movimiento es una necesidad de involucrar al pueblo en las decisiones de las cámaras, es decir, más poder para el pueblo y más cumplir por parte de los políticos.

El 15-M empezó siendo un movimiento de ciudadanos anónimos que, a través de las redes sociales, se fue extendiendo y haciendo más fuerte. La gente, indignada, tomó la calle para reivindicar una nueva ley electoral, una regeneración de la clase política, una menor intervención del poder económico en las decisiones del Gobierno, una sociedad más sostenible, un descenso de las cifras del paro, etc. El fenómeno de los 'indignados' sorprendió a muchos, pero no era más que una respuesta social a la crisis económica y laboral que atraviesa España.

El devenir del movimiento

Si hay un debate recurrente en foros y asambleas 'indiganadas', aunque no sea objeto expreso de votaciones ni propuestas, es el de la deriva, la repercusión social y el futuro del movimiento 15-M. Como en cualquier movimiento social, como en cualquier revolución, en esta no ha dejado de haber fases más o menos diferenciadas a lo largo de estos meses: primero llegó la explosión, el encuentro de los ciudadanos bajo el poder reivindicativo, de convocatoria; en definitiva, de ilusión por lo que se podría cambiar. En todos los medios de comunicación, en todas las calles, la presencia del 15-M era evidente, permanente y convocante. Y si algo diferenció desde el primer minuto al movimiento fue su capacidad de incluir a cualquier ideología, clase o grupo de edad de nuestra sociedad; las asambleas pacíficas y absolutamente participativas; la carencia de líderes o inclinación política o sindical definida; todo el mundo era bienvenido, aunque no hay que olvidar los 'palos' que desde el movimiento han pegado a la prensa, parece que no se daban cuenta que, en esta sociedad, sin los medios 'no eres nadie'.

Nos necesitan los políticos y todos aquellos que quieran hacerle oposición, porque lo que no sale en la televisión, lamentablemente, no existe. Así es, este movimiento olvidó la cultura comunicativa en la que vivimos y eso no ha hecho más que acallar momentáneamente sus voces. Con el paso del tiempo se ha hecho evidente que las razones para la indignación y la exigencia del cambio siguen siendo válidas y quizá más urgentes aún que en mayo, momento en el que empezó todo, pero la repercusión, apoyo y la implicación ciudadana ya no son los mismos. Las razones más evidentes son varias: la deriva clara del movimiento hacia posiciones 'de izquierda', la falta de apoyo ciudadana a las asambleas, el repulso a la verticalidad y la apuesta a la horizontalidad del movimiento, la adhesión de los participantes a las concentraciones, protestas y manifestaciones de otros colectivos... un saco de razones que han provocado que se diluya la unicidad del mensaje. Ahora la imagen del movimiento ha dado un giro y casi representa el movimiento 'hippy del siglo XXI' para muchos sectores de esta sociedad.

En movimiento pacifista, ecologista, igualitario y socializador, profundamente incómodo para el poder establecido, pero que cada vez tiene menos fuerza, por lo tanto, molesta bastante menos. El 15-M se ha convertido en una marca, en un movimiento juvenil y obrero para algunas reivindicaciones. Sin embargo, a pesar de la anestesina que ha capado en los tres últimos meses al movimiento, la reivindicación social a nivel mundial del pasado 15 de octubre ha dejado boquiabiertos a más de uno. Personajes de diferentes índoles, famosos, famosísimos del panorama internacional como el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, la actriz y productora Susan Sarandon, el actor Martín Sheen, y por supuesto, todos los políticos nacionales y europeos han pronunciado públicamente su opinión, o al menos el concepto 'indignado', sin dejar de lado a los escritores, actores, cantantes y pensadores españoles.

Y sí, todo empezó en la Puerta del Sol de Madrid hace cinco meses... ahora el mundo entero sabe que existe el movimiento, lo apoyen o no.

Las proclamas de los indignados en los programas del 20N

Con las protestas del 15-M los ciudadanos empezaron a dirigirse a los políticos de tú a tú; y ya no han parado. A la avalancha de propuestas que siguen lanzando los indignados en las distintas asambleas de barrio pronto se sumaron versiones en Internet, como Propongo tomar la plaza , que suma más de 2.300 ideas de internautas y utiliza un sistema de votos similar al del sitio Menéame. Aunque la iniciativa no haya tenido la repercusión que esperaban, es cierto que estas elecciones tienen esencia indignada; aunque en algunos partidos más que en otros.

El PSOE de Rubalcaba

El PSOE y su candidato Alfredo Pérez Rubalcaba van a jugar todas sus cartas: no tienen nada que perder; a día de hoy la puerta de la victoria parece que está cerrada. Los socialistas han lanzado su programa electoral más socialdemócrata, feminista, laico e indignado de los últimos comicios. Los guiños al 15-M son más que evidentes y ahora la cuestión sería si este giro a la izquierda resulta creíble o es un 'brindis al sol' de quien sabe que tiene las elecciones perdidas y sólo pretende recuperar esa parte del electorado que abandonó al PSOE el 22-M decepcionado por los recortes de Zapatero. , Rubalcaba ya ha anunciado que pedirá al resto de las fuerzas políticas apoyo para cambiar la ley Electoral e implantar un sistema de listas desbloqueadas.

Claramente, con esta incursión en la ley, el candidato socialista atiende, aunque sea ligeramente, a algunas de las demandas del Movimiento 15-M pero sin llegar a proponer listas abiertas. Esto es, los partidos se reservarían como hasta ahora la potestad de elaborar su candidatura, pero se dejaría a los electores la posibilidad de cambiar el orden de los candidatos, de tal manera que si hay un porcentaje alto de electores que apuestan por un candidato que vaya, por ejemplo, en el número dos, le pueden alzar a la cabeza, torciendo la mano al partido. También ha anunciado que acabará con los privilegios hipotecarios de la iglesia, un nuevo impuesto del patrimonio para las grandes fortunas, otro a la banca para la generación de empleo, la defensa de que a cada político le corresponda un solo sueldo, plantea una nueva ley hipotecaria para obligar a las entidades financieras a ofrecer hipotecas en las que la garantía se limite al bien hipotecado, la aprobación de una ley de cambio climático, la creación de una oficina de lucha contra el fraude, la búsqueda de un gran acuerdo en favor del empleo, un plan de financiación de la sanidad pública, y llevar la paridad a las empresas... Un gran saco de medidas que dan un tinte indignado a su campaña.

-El PP de Rajoy-

También el PP -que ya palpa la victoria- ha querido sumarse al carro indignado, aunque saben y reconocen sus dificultades para ligarse al movimiento. Poco ha adelantado Rajoy hasta la fecha de su programa, pero ya se conoce que los 'populares' apuestan por la reforma de las instituciones y de la Administración del Estado. Así, apuestan por la necesidad de que haya más transparencia en las administraciones, darle más voz al pueblo -aunque no especifican de qué manera-, la reforma del sistema judicial o la necesidad de delimitar competencias entre Estado y CC.AA.

-La IU de Cayo Lara-

El partido que sin duda ha estado más unido, en lo que ha propuestas se refiere, ha sido sin duda Izquierda Unida. El partido de Cayo Lara lleva reivindicando desde hace años muchas de las propuestas de las que se hace bandera el movimiento 15-M. Las 7 revoluciones de la izquierda: la económica, la democrática, la de los servicios públicos, la medio ambiental, la de igualdad, la cultural y para la paz, son también los grandes pilares del movimiento. A pesar de la cantidad de puntos en común, los indignados siempre han querido dejar claro que no pertenecían a IU, -recordamos incluso el episodio en el que el líder de la formación fue increpado por los manifestantes-, y que sus bases estaban conformadas según las necesidades cívicas, otra cosa es que en el fondo coincidan con las bases ideológicas de IU.

Los principales partidos ya nombrados, además de otros con representación parlamentaria como UPyD, se debaten para sacar tajada del movimiento. Parece que las elecciones ya tienen nombre y no precisamente de izquierda. Habrá que esperar al 20-N para conocer las consecuencias de este movimiento y el voto de los ciudadanos desgastados por una crisis que lleva azotando al país desde julio de 2007.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios