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Regreso al futuro ¿o al pasado?

Regreso al futuro ¿o al pasado?

domingo 06 de noviembre de 2011, 12:39h
Uno casi no se lo podía creer. Rememoraba aquellos mítines de principio de los ochenta (del pasado siglo, claro está) que congregaban en el Campo de Feria de Los Remedios a miles de socialistas sevillanos en torno a sus dos hijos predilectos, Felipe y Alfonso, Alfonso y Felipe, tanto monta monta tanto. Había muchos jóvenes de los dos sexos, universitarios, abogados, médicos, periodistas, profesores, profesionales liberales, casi todos ellos vecinos de la capital de Andalucía. Pero también había, hay que recordarlo, muchos ancianos, socialistas de toda la vida con su boina o su sombrero de paja, traídos en autobús y con un bocadillo de salchichón liado en el panfleto del mitin, de los pueblos de la Andalucía más profunda, de las Sierra Sur y Norte de Sevilla, de la campiña, de los pueblos blancos de Cádiz, de la Serranía de Ronda, del Valle de los Pedroches cordobés, de la Sierra de Cazorla, del Poniente almeriense, del Andévalo onubense, de la Vega granadina.

Eran cientos, miles los militantes que volvían a recordar con añoranza los antiguos mítines de Pablo Iglesias, de Indalecio Prieto o de Alcalá Zamora en la Plaza de toros de Sevilla. La izquierda "moderada" comenzaba a despertar tras casi medio siglo de dictadura. La democracia española comenzaba su difícil andadura y aquellos jóvenes sevillanos del "clan de la tortilla", casi desconocidos durante la etapa más dura del franquismo (los comunistas de entonces decían que los socialistas cabían en un taxi), lideraban a un partido progresista, el nuevo PSOE surgido de Suresnes, que plantaba cara no sólo a la derecha postfranquista de Fraga, sino también al nuevo centro-derecha de Adolfo Suárez con muchas posibilidades de derrotarlo en las urnas. Como así se pudo comprobar.??No sé por qué, pero el multitudinario mitin del PSOE en Dos Hermanas me ha devuelto a aquellos casi olvidados actos electorales del pasado siglo. Allí, en primera fila, volvían a estar los de siempre, la mayoría de ellos sesentones largos peinando canas, Felipe González, Alfonso Guerra, Manuel Chaves, José Antonio Griñán, Quico Toscano, Carmen Hermosín, Luis Yáñez, José Rodríguez de la Borbolla. La famosa foto de la tortilla de los pinares de Aznalcázar que hizo Manuel del Valle con la cámara de Pablo Juliá casi al completo. Y es curioso comprobar cómo los dinosaurios del PSOE siguen levantando más pasiones que los actuales dirigentes.

Ni Alfredo Pérez Rubalcaba ni José Antonio Griñán, acogidos con gritos de "presidente, presidente", y mucho menos la joven secretaria de Organización del PSOE-A, Susana Díaz, fueron capaces de levantar el ánimo a un auditorio abrumado por las encuestas desfavorables. Hizo falta que subiera al estrado el ex presidente del Gobierno, el hijo del vaquero de Bellavista, Felipe González, para que aquello se animara algo. Pero fue sin duda la intervención del número uno de la candidatura socialista por Sevilla, puesto que repite por décima vez desde el inicio de la democracia, el perito del Tiro de Línea, el amante de la literatura, del teatro y de la poesía de Antonio Machado, el hermano de "mienmano", Alfonso Guerra, quien hizo recuperar durante cerca de media hora la ilusión perdida a los casi treinta mil simpatizantes que abarrotaban el velódromo nazareno. Volvió a oírse, al fondo de las gradas, el grito de guerra, aquel "Arfonso, dales caña", que conseguía que "El Canijo" enfervorizara a las masas. Y las volvió a enfervorizar para arrancarles gritos, aplausos y flamear de banderas...como hace treinta años.??Pero este regreso al pasado, por mucho que lo parezca, no es lo que era. No es el pasado lo que más cuenta, sino el presente y el futuro. Y el futuro tiene otras prioridades que están muy lejos de las consignas y los cánticos, de las camisetas y las banderas, de los eslóganes y las frases hechas, de los discursos y las promesas.

Muchos de los que asistían al mitin socialista de Dos Hermanas están en paro o lo estarán en los próximos meses. Y sus prioridades, como la del millón doscientos mil andaluces que padecen el drama del desempleo, no son otras que encontrar un futuro mejor para ellos, para sus familias y sus hijos. El mitin de Dos Hermanas solo fue eso, un mitin más que volvió a reunir a unos políticos que ya tuvieron su tiempo y su oportunidad, un espectáculo para contentar a los adeptos, una pantomima autocomplaciente. Fuera, Sevilla continuaba su vida y se echaba a la calle aprovechando los primeros rayos de sol tras las tormentas de este otoño lluvioso. El número de parados seguía siendo el mismo y las esperanzas de un futuro cambio a mejor con los mismos protagonistas no eran compartidas, en la mayoría de los casos, con los treinta mil asistentes al mitin. Sus eufóricos gritos de victoria se quedaron encerrados en el anillo oval del velódromo de Dos Hermanas.
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